viernes, 28 de marzo de 2014

Bartolomé Colón

Bartolomé Colón (Bartolomeo Colombo, Génova c. 1461 - Santo Domingo 1514) fue un navegante y cartógrafo italiano, hermano de Cristóbal Colón y Diego Colón, Adelantado y primer gobernador de la La Española y colaborador de su hermano mayor en sus viajes.

Bartolomé Colón
Entre 1496 y 1498, exploró la desembocadura del río Ozama, en la costa sur de la isla y fundó la ciudad de Nueva Isabela, en la orilla oriental del río Ozama, devastada por un ciclón y refundada en 1502 en la orilla opuesta por el nuevo gobernador Nicolás de Ovando, quien la bautizó con el nombre de Santo Domingo de Guzmán, el actual Santo Domingo, capital de la República Dominicana.
En 1497, en ausencia de su hermano, estalló la revuelta encabezada por Roldán al frente de un grupo de descontentos por no haber percibido sus pagas. Tras intentar hacerse con la única carabela que se encontraba en el puerto, Roldán y los suyos se refugiaron en el interior de la isla, cometiendo todo género de tropelías. De vuelta en Santo Domingo en agosto de 1498 Cristóbal Colón pactó un acuerdo con Roldán, enviando ambos sus informes a la Corona. Colón reclamó también el envió de funcionarios reales. Pero todavía estallaron nuevos enfrentamientos en los que Roldán volvía a ser protagonista. Bartolomé Colón hizo encerrar a dieciséis revoltosos en un pozo. En esas circunstancias llegó a la isla el 23 de agosto de 1500 Francisco de Bobadilla, con cargo de juez pesquisidor y gobernador de La Española.


En la conquista del Nuevo Mundo desempeñaron un papel fundamental los perros, animal desconocido por los indígenas. Éstos, sumados a los caballos, armaduras y arcabuces contribuyeron al triunfo. Fueron el terror de los nativos. Así, los relatos de la época no escatimaban descripciones impresionantes como las siguientes:
El fraile Bernardino de Sahagún refiere testimonios de indios atacados por «perros enormes, con orejas cortadas, ojos de fiera de color amarillo inyectados en sangre, enormes bocas, lenguas colgantes y dientes en forma de cuchillos, salvajes como el demonio y manchados como los jaguares».2 La descripción tiene un inevitable tono de admiración y temor; no olvidemos que en la época precolombina (antes del arribo de los conquistadores) los indios poseían perros de pequeña talla y cuerpo menudo. De esta suerte, los indígenas denominaron a los canes de los españoles una «diabólica invención».
De Bartolomé Colón y Fontanarossa, hermano del descubridor y adelantado y gobernador de La Española, dicen las crónicas que empleó 200 hombres, 20 caballos y 20 alanos; fue el «debut» de los alanos en la Conquista de América.





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