domingo, 26 de junio de 2011

1688-97 GUERRA DE LA GRAN ALIANZA.


Guerra de la Liga de Augsburgo (o Habsburgo),  (1688-1697), también conocida como guerra de la Gran Alianza o de los Nueve Años. En ella, las ambiciones expansionistas de Luis XIV de Francia fueron frenadas por una alianza formada por Gran Bretaña, las Provincias Unidas de los Países Bajos, y los Habsburgo austríacos. El objetivo principal de la Liga de Augsburgo fue mantener el equilibrio de poder entre las dinastías rivales de Habsburgo y Borbón, exacerbado por la incertidumbre sobre el sucesor de Carlos II de España. La guerra también supuso la lucha entre Luis XIV y Guillermo III, príncipe de Orange y rey británico.
La guerra tuvo lugar en el continente europeo, Irlanda y el Mediterráneo, pero también afectó a las colonias de los contendientes: los partidarios de Francia y Gran Bretaña lucharon entre sí en el continente americano (lo que se conoció como la guerra del rey Guillermo) y en la India.
La Liga de Augsburgo se formó en 1686 entre el emperador del Sacro Imperio, los electores de Baviera, Sajonia y el Palatinado, y los reyes de Suecia y España, como oposición a los intentos de Luis XIV de incrementar su influencia entre los príncipes alemanes. En 1688 Francia invadió Renania y la Liga se levantó en armas contra ella. Luis había contado con la ayuda de Jacobo II de Inglaterra, pero a principios de 1689 éste fue destronado debido a su intento de restablecer el catolicismo por el protestante y oponente de Luis, Guillermo de Orange. Entonces, Luis apoyó un intento en Irlanda de restaurar a Jacobo en el trono, pero fracasó cuando Guillermo triunfó en la batalla de Boyne, en 1690.
En 1689 el emperador y las Provincias Unidas firmaron el Tratado de Viena con el propósito de recuperar las anexiones de Luis XIV. Los acuerdos posteriores (a los que se llegó durante los siguientes dieciocho meses) con Gran Bretaña, Brandeburgo, Sajonia, Baviera y España, formaron la esencia de la Gran Alianza contra Francia.
Francia se retiró de Renania, aunque tuvo éxito en sus campañas en el norte de Italia y Cataluña. La guerra en los Países Bajos se estancó al sucederse largos asedios. Guillermo dirigió las fuerzas aliadas en la mayoría de las campañas de Flandes, pero su único éxito fue la reconquista de la ciudad de Namur. Las batallas importantes, como las de Fleurus (1690), Steenkerke (1692) y Neerwinden (1693) fueron escasas y no lo suficientemente decisivas como para llegar a un acuerdo de paz.
La flota francesa tuvo algunos éxitos en el canal de la Mancha; la batalla de Beachy Head (1690) posiblemente fue la victoria naval francesa sobre los británicos más importante, pero no supieron aprovecharla; en 1692 los británicos detuvieron a una fuerza invasora en Barfleur y los franceses fueron derrotados en la batalla naval de La Hogue; a pesar de ello, los corsarios franceses siguieron perjudicando el comercio aliado. En el Mediterráneo, la flota británica intentó detener a la flota francesa pero fracasó.
Aunque Francia tenía recursos para mantener fuerzas poderosas tanto en mar como en tierra su tesorería no estaba preparada para un esfuerzo tan prolongado y extenso, y al final no pudo competir con los recursos combinados de Gran Bretaña y las Provincias Unidas.
En 1695 Luis había comenzado a negociar, en secreto, con los miembros más débiles de la Alianza; al crecer las objeciones internas a los gastos bélicos y aumentar los fracasos militares, los cambios en el equilibrio del poder en Europa se hicieron inminentes y los líderes de la Alianza vieron que era necesario llegar a un acuerdo de paz. Las negociaciones comenzaron en mayo de 1697 y terminaron en septiembre con la Paz de Ryswick, por la que Francia conservó Estrasburgo, pero tuvo que reconocer a Guillermo de Orange como rey británico.

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