jueves, 15 de mayo de 2014

Kangxi

El Emperador Kangxi (chino: 康熙, pinyin: Kāngxī, Wade-Giles: K'ang-hsi; Pekín, 4 de mayo de 165420 de diciembre de 1722) fue el tercer emperador de la dinastía Qing, la última dinastía imperial china, de origen manchú, y el segundo que reinó sobre toda China, consolidando la conquista del territorio que había estado bajo la soberanía de la anterior dinastía Ming.

Kangxi
El Emperador Kangxi fue uno de los monarcas más importantes de la historia de China. Su reinado de 61 años (1662 - 1722) fue el más largo de la historia y asentó el poder de la nueva dinastía Qing. A pesar del origen foráneo de esta dinastía, el reinado Kangxi fue un periodo de esplendor en el ámbito de la cultura china, gracias en gran medida a la intensa labor de mecenazgo artístico desarrollada por el propio emperador.

A pesar de los éxitos militares y culturales del Emperador Kangxi, la penuria derivada de la caída del antiguo régimen de los Ming y de la dura guerra civil contra los Tres Feudos se haría notar por mucho tiempo. La difícil subsistencia en el medio rural, que sufriría además numerosos desastres naturales, unida a la ineficacia del Estado, que arrastraba muchos de los problemas de la antigua administración Ming, se manifestarían en las duras condiciones de vida para la inmensa mayor parte de la población. 

La Guerra de los Tres Feudos puso en graves dificultades a la corte del Emperador Kangxi, que por momentos pareció encaminada a la derrota ante el apoyo popular a la rebelión. Sin embargo, la superioridad militar de los ejércitos manchúes acabó imponiéndose. Wu Sangui falleció en 1678, en plena guerra, y su nieto y heredero Wu Shifan se suicidaría en 1681, cuando las tropas Qing asediaban la capital rebelde, la actual ciudad de Hengyang, en la provincia de Hunan.
Tras el final de la Guerra de los Tres Feudos, las tropas manchúes se lanzaron al ataque de la isla de Taiwán, donde la presencia de los legitimistas Ming suponía una amenaza permanente para el régimen manchú. Allí, los descendientes de Zheng Chenggong mantenían el sistema que se consideraba heredero de los Ming. El ejército del estado taiwanés de los Zheng estaba, sin embargo, muy debilitado por el apoyo prestado a la rebelión de los tres feudos. Además, uno de sus generales, Shi Lang, había desertado para unirse a los manchúes. En 1683, bajo el mando del propio Shi Lang, las tropas manchúes conquistaban primero las Islas Pescadores, en una dura batalla, para después hacerse con el control definitivo sobre Taiwán. Por primera vez en su historia, la isla de Taiwán pasaba a ser integrada como parte del estado chino, como una prefectura de la provincia de Fujian.
Así, en 1683 el Emperador Kangxi acababa con todos los focos de resistencia de los legitimistas Ming y consolidaba la estabilidad de la dinastía. En este proceso, su capacidad para ganarse el apoyo, en diferentes momentos, de sectores de la sociedad china, fue esencial. A pesar del recelo suscitado por las imposiciones de cortes de pelo y modos de vestir ajenos y de la humillación de verse dominados por un pueblo considerado extranjero, muchos chinos se vieron persuadidos por la fortaleza militar de los Qing y también por la exaltación de la cultura china llevada a cabo por el Emperador Kangxi, que proyectó la imagen de la nueva dinastía como una auténtica dinastía china.

Tras acabar con las rebeliones de los legitimistas Ming, el foco de conflictos armados del imperio Qing se desplazó a los límites septentrionales del territorio, donde los rusos, en plena expansión territorial en Siberia y hacia la costa del Pacífico, habían llegado ya hasta las tierras ancestrales de los manchúes en el nordeste, en la región del río Amur. En el noroeste, la amenaza procedía de los mongoles ölöd (o züüngar, mongoles occidentales), quienes habían sometido a los mongoles jalja (orientales), y habían conquistado también el Turquestán Oriental (la actual Región Autónoma Uigur de Xinjiang). De esta manera, bajo el liderazgo de su caudillo militar Galdan, los mongoles, étnica y lingüísticamente afines a los manchúes, formaban un imperio rival al noroeste de China.
Ansioso de evitar una temida alianza entre mongoles y rusos, el Emperador Kangxi dio prioridad al establecimiento de un pacto con los segundos. Tras atacar y sitiar la colonia rusa de Albazin, el emperador ofreció a los rusos, representados por Fiódor Golovin, emisario del zar Pedro el Grande, un pacto de no agresión. Las negociaciones dieron lugar al Tratado de Nerchinsk, firmado el 27 de agosto de 1689, y que fue el primer tratado firmado por China con una potencia occidental.
El Tratado de Nerchinsk establecía los límites territoriales entre la Rusia zarista y el Imperio Qing, y los negociadores manchúes aceptaron hacer algunas concesiones comerciales a los rusos a cambio de la retirada de éstos a la parte norte del Amur. La paz con Rusia permitía a la corte Qing concentrar los esfuerzos militares en la guerra con los mongoles orientales. En 1696, en la localidad mongola de Jao Modo, actual Zuunmod, al norte del desierto del Gobi, las fuerzas Qing infligían una decisiva derrota al ejército mongol comandado por Galdan. Éste moriría un año después y el Imperio Qing asumía el control sobre las rutas comerciales de Mongolia Exterior, continuando una expansión territorial que sería completada años más tarde con la conquista del Turquestán Oriental por el Emperador Qianlong, nieto del Emperador Kangxi.
La victoria militar sobre Galdan no puso fin, sin embargo, a la rivalidad con los mongoles orientales, que mantenían su independencia en las regiones del noroeste. Un nuevo enfrentamiento tendría lugar en el Tíbet, en el marco de las disputas por la sucesión del Dalái Lama, el líder espiritual del budismo tibetano, religión profesada también por los mongoles, quienes llegarían a imponer a un nuevo Dalai Lama hostil al Imperio Qing. El Emperador Kangxi ordenó un ataque contra el Tíbet en dos frentes. Mientras una columna avanzaba por la región del lago Kokonor, actual Qinghai, en el norte, otra se adentraba en el Tíbet desde el sur, partiendo de la meseta de Sichuan. Las tropas manchúes ocuparon Lhasa, la capital tibetana, en el otoño de 1720, instalando a un Dalai Lama afín a la corte de Pekín.
Casi al mismo tiempo, en 1721, año 60 de Kangxi en la cronología china, ya en el ocaso de la vida del emperador, un funcionario del gobierno en Taiwán llamado Zhu Yigui encabezó una sublevación popular en la isla, llegando a proclamarse "rey de Taiwán". El ejército manchú sofocaría finalmente la rebelión al cabo de dos meses.
Así, gracias a sus decisivas victorias militares sobre los mongoles y en los extremos meridionales de su dominio y a los acuerdos fronterizos con Rusia, el Emperador Kangxi consolidaba la expansión territorial del Imperio, que continuaría durante los reinados de su hijo el Emperador Yongzheng y su nieto el Emperador Qianlong, y que, a grandes rasgos, definiría las fronteras de China tal como las conocemos hoy en día.
http://es.wikipedia.org/wiki/Emperador_Kangxi

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