domingo, 19 de febrero de 2017

SECUESTRO EN LA ISLA DE PASCUA

Guano en las islas Chincha en 1866


En el 10.000 Años antes de Cristo, ya sabían que la tierra podía agotarse después de varios cultivos, y que fertilizarla con algunas sustancias como cenizas de madera, heces de animal u otras cosas ayudaba a recuperarla. Mucho después se descubrió que el guano, heces de aves marinas, es el mejor fertilizante natural y ninguno tan bueno como el que se encuentra en las islas situadas frente a las costas de Chile y Perú. A principios del siglo XIX, en alguna de esas islas se había formado una capa de guano de cientos de metros de altura.
Los incas lo supieron y también los españoles cuando llegaron allí, pero a estos, les interesaba más el oro y la plata.

En 1804, Alexander Humboldt se percató de los increíbles resultados del guano y llevó muestras a Francia donde fueron analizadas.
En 1830 dos comerciantes de Perú decidieron exportar guano a gran escala y enviaron muestras a Gran Bretaña. Encargaron un barco y Perú se lo vendió encantado.

El guano fue un gran éxito y como Perú aumentó el precio los ingleses lo buscaron en otros sitios. Estados Unidos se interesó también por él y por él fue que comenzó su expansión por el extranjero y enseguida aparecieron empresas estadounidenses extractoras de guano.
Perú no necesitaba buscar el fertilizante fuera pero necesitaba mano de obra que aceptase la tarea infernal de extraerlo.
Para reclutar trabajadores el gobierno envió barcos a China donde engañaron a los campesinos con promesas de trabajo en las minas de oro de California. En vez de eso les trasportaban a las islas Chincha.
 Se ha calculado que, en 1875, había cien mil chinos en Perú gran parte de ellos como esclavos en esas islas donde se les hacía trabajar hasta la muerte con solo cuatro plátanos diarios como sustento. Muchos se suicidaban arrojándose a los acantilados.
 Cuando en China descubrieron lo que ocurría, Perú buscó mano de obra en Malasia y la Polinesia, al principio contratando a los trabajadores engañándoles con promesas de buenos salarios después paso al secuestro.
 A principios de 1862, una flota de ocho barcos peruanos navegó 3900 kilómetros en dirección a la isla de Pascua. Ochenta marineros armados condujeron a los isleños a los barcos y mataron a los que trataban de escapar. Capturaron a todos los hombres válidos para trabajar hasta unos cien mil, incluido el jefe, el príncipe y todos los sacerdotes.
De camino a las islas Chincha, novecientos de ellos murieron enseguida. Ante esta barbarie varios países se quejaron y Perú tuvo que repatriar a cien pascuenses supervivientes. Durante el trayecto de vuelta, ochenta y cinco murieron de viruela y solo quince pudieron llegar vivos a su patria. Algunos de esos quince portaban la enfermedad lo que provocó una catástrofe en la isla acabando con su cultura y con la oportunidad de conocer una civilización única.

  FUENTES

“Grandes episodios desconocidos de la historia” de Joseph Cummins



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