Vlad lll (nacido como Vlad Drăculea; Sighișoara, noviembre de 1431 - Bucarest, diciembre de 1476), más conocido como Vlad el Empalador (en rumano: Vlad Țepeș), fue Príncipe de Valaquia (hoy el sur de Rumania) entre 1456 y 1462. Fue un gran luchador en contra del expansionismo otomano que amenazaba a su país y al resto de Europa, y también era famoso por su manera de castigar a los enemigos y traidores. Vlad era ortodoxo, aunque con posterioridad se convirtió al catolicismo.
Vlad Draculea fue el personaje en el que el escritor irlandés Bram Stoker se inspiró para crear a su personaje el vampiro Conde Drácula. De esta novela de Bram Stoker, derivó la película Drácula, de Bram Stoker (Bram Stoker's Dracula, 1992) dirigida por Francis Ford Coppola. En la actualidad Vlad Țepes es considerado un héroe nacional en Rumanía.
Como su apodo Țepeș indica, tenía predilección por el empalamiento, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo de aproximadamente 3,50 m de longitud , por el recto, fijarlo a la carne con un clavo y después levantarlo para que la víctima muriese lentamente.
Supuestamente, entre 40.000 y 100.000 personas murieron de esta manera, o a través de otros métodos de tortura, a manos de los hombres del Empalador, durante los siete años que duraron sus sucesivos reinados: enemigos, traidores, delincuentes de todo tipo. Vlad odiaba, más que cualquier cosa, los robos, las mentiras, el adulterio, y no perdonaba a nadie por su rango; más aún, cuanto más alto era el rango del traidor, más duro era el castigo.
Luchó y descargó toda su brutalidad tanto contra cristianos como contra musulmanes. Defendiendo lo que le convenía en cada momento, luchaba contra aquél que le hiciera pagar tributos.
Tanto musulmanes como cristianos lo tenían por maldito, quedándose él en una posición media, obligando a musulmanes de su país a luchar contra los musulmanes turcos y a los católicos a matar ortodoxos.
El día de San Bartolomé de 1459, Vlad hizo empalar a la mayoría de los sajones de Brașov, una ciudad transilvana que se había rebelado contra él, ya que habían apoyado al pretendiente Dan II junto con desleales húngaros y rumanos, y a continuación organizó un festín en el centro de este nuevo bosque de empalados aún aullantes, frente a la tarima donde un verdugo descuartizaba lentamente a los cabecillas de la sublevación y sus familias. La peculiar celebración duró hasta muy entrada la noche, cuando, para iluminarse, Vlad y su ejército prendieron fuego a la ciudad ante los ojos de sus 30.000 agonizantes ciudadanos. Incluso a los que no mandó empalar los amontonó e hizo que sus soldados los mataran a sangre fría con espadas, picas y cuchillos. Poco después atacó las ciudades de la región Ţara Bârsei, en donde también hubo varios empalamientos.
Al año siguiente arrasó las ciudades de Amlaș y Făgăraș por rebelión, resultando la gran mayoría de sus habitantes empalados, quemados o muertos en combate. Estas ciudades tardaron varias generaciones en recuperar su población, quedando desiertas algunas de ellas durante un siglo. Vlad, al firmar la paz con Transilvania, exigió que este principado no acogiera a ningún enemigo y que le pagara un tributo de 15.000.
Otra de sus actuaciones en su reinado fue cuando la población se quejaba de los continuos robos que sufrían por parte de ladrones y asaltantes en sus territorios, además de los pobres, que según Vlad no aportaban nada al país. Para erradicar esto, organizó un festín en una casa de las afueras de la ciudad, al cual se invitó a pobres, ladrones, tullidos, leprosos, enfermos y pordioseros, y las grandes viandas y el vino estaban por doquier. Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad se presentó con su guardia en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquél, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas. Vlad mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Esto se fue repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado. Llegaron a morir 3600.
Hoy día esta anécdota esta considerada por muchos rumanos como diferente. Según ellos los invitados al festín eran bandidos de la zona, no pobres y enfermos.
El siguiente grupo para él improductivo con el que quiso acabar fue el de los gitanos. Vlad reunió a los trescientos de una comarca, mandó que asaran a los tres líderes para que los demás los comieran o, a cambio, se alistaran al frente turco; si no, todos serían asados. Los gitanos optaron por lo segundo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Vlad_Tepes
Vlad Tepes |
Como su apodo Țepeș indica, tenía predilección por el empalamiento, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo de aproximadamente 3,50 m de longitud , por el recto, fijarlo a la carne con un clavo y después levantarlo para que la víctima muriese lentamente.
Supuestamente, entre 40.000 y 100.000 personas murieron de esta manera, o a través de otros métodos de tortura, a manos de los hombres del Empalador, durante los siete años que duraron sus sucesivos reinados: enemigos, traidores, delincuentes de todo tipo. Vlad odiaba, más que cualquier cosa, los robos, las mentiras, el adulterio, y no perdonaba a nadie por su rango; más aún, cuanto más alto era el rango del traidor, más duro era el castigo.
Luchó y descargó toda su brutalidad tanto contra cristianos como contra musulmanes. Defendiendo lo que le convenía en cada momento, luchaba contra aquél que le hiciera pagar tributos.
Tanto musulmanes como cristianos lo tenían por maldito, quedándose él en una posición media, obligando a musulmanes de su país a luchar contra los musulmanes turcos y a los católicos a matar ortodoxos.
El día de San Bartolomé de 1459, Vlad hizo empalar a la mayoría de los sajones de Brașov, una ciudad transilvana que se había rebelado contra él, ya que habían apoyado al pretendiente Dan II junto con desleales húngaros y rumanos, y a continuación organizó un festín en el centro de este nuevo bosque de empalados aún aullantes, frente a la tarima donde un verdugo descuartizaba lentamente a los cabecillas de la sublevación y sus familias. La peculiar celebración duró hasta muy entrada la noche, cuando, para iluminarse, Vlad y su ejército prendieron fuego a la ciudad ante los ojos de sus 30.000 agonizantes ciudadanos. Incluso a los que no mandó empalar los amontonó e hizo que sus soldados los mataran a sangre fría con espadas, picas y cuchillos. Poco después atacó las ciudades de la región Ţara Bârsei, en donde también hubo varios empalamientos.
Al año siguiente arrasó las ciudades de Amlaș y Făgăraș por rebelión, resultando la gran mayoría de sus habitantes empalados, quemados o muertos en combate. Estas ciudades tardaron varias generaciones en recuperar su población, quedando desiertas algunas de ellas durante un siglo. Vlad, al firmar la paz con Transilvania, exigió que este principado no acogiera a ningún enemigo y que le pagara un tributo de 15.000.
Otra de sus actuaciones en su reinado fue cuando la población se quejaba de los continuos robos que sufrían por parte de ladrones y asaltantes en sus territorios, además de los pobres, que según Vlad no aportaban nada al país. Para erradicar esto, organizó un festín en una casa de las afueras de la ciudad, al cual se invitó a pobres, ladrones, tullidos, leprosos, enfermos y pordioseros, y las grandes viandas y el vino estaban por doquier. Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad se presentó con su guardia en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquél, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas. Vlad mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Esto se fue repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado. Llegaron a morir 3600.
Hoy día esta anécdota esta considerada por muchos rumanos como diferente. Según ellos los invitados al festín eran bandidos de la zona, no pobres y enfermos.
El siguiente grupo para él improductivo con el que quiso acabar fue el de los gitanos. Vlad reunió a los trescientos de una comarca, mandó que asaran a los tres líderes para que los demás los comieran o, a cambio, se alistaran al frente turco; si no, todos serían asados. Los gitanos optaron por lo segundo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Vlad_Tepes
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