martes, 15 de abril de 2014

Eduardo López Ochoa

Eduardo López de Ochoa y Portuondo (Barcelona, 31 de enero de 1877 - Madrid, 17 de agosto de 1936) fue un militar español, general de división del Ejército de Tierra. Colaborador de Miguel Primo de Rivera, durante la República se le encargó reprimir la Revolución de 1934 en Asturias. Al iniciarse la Guerra Civil, convalecía en un hospital de Madrid, lo que no impidió que fuera asesinado y su cadáver decapitado.
Eduardo López Ochoa
López Ochoa era uno de los colaboradores más cercanos al general Primo de Rivera cuando este instauró la dictadura, en 1923, apoyando desde Barcelona el golpe de Estado y haciéndose cargo del gobierno militar de la ciudad. Sin embargo, a partir de 1924 se mostró contrario a la dictadura, debido a su ideología liberal y prorrepublicana, además de por su condición de masón. En 1925 fue encarcelado y posteriormente hubo de exiliarse en Francia. Allí participó en el fracasado intento de golpe de Estado planeado por José Sánchez Guerra (1929), intentando, sin éxito, sublevar la guarnición estacionada en Cataluña. Su libro, De la Dictadura a la República, publicado en 1930, con prólogo del político republicano Eduardo Ortega y Gasset tuvo un gran éxito. Estuvo implicado también en la intentona prorrepublicana de diciembre de 1930.
Tuvo frecuentes roces durante la campaña con Yagüe, que había llegado a Asturias al mando de las tropas africanas (la Legión y los regulares), acusados de múltiples atrocidades (Yagüe llegó a quejarse al gobierno del trato humanitario que López Ochoa daba a los mineros3 ), pactando con el dirigente ugetista Belarmino Tomás la rendición incruenta de los insurrectos. Meses después de los hechos, el general López Ochoa habló con el socialista Juan Simeón Vidarte sobre algunos de los episodios de lo acontecido en Asturias:4
Una noche, los legionarios se llevaron en una camioneta a veintisiete trabajadores, sacados de la cárcel de Sama. Sólo fusilaron a tres o cuatro porque, como resonaban los tiros en la montaña, pensaron que iban a salir guerrilleros de todos aquellos parajes y ellos correrían peligro. Entonces procedieron más cruelmente, decapitaron o ahorcaron a los presos, y les cortaron los pies, manos, orejas, lenguas, ¡hasta los órganos genitales! A los pocos días, uno de mis oficiales, hombre de toda mi confianza, me comunicó que unos legionarios se paseaban luciendo orejas ensartadas en alambres, a manera de collar, que serían de las víctimas de Carbayín. Inmediatamente le mandé que detuviese y fusilase a aquellos legionarios, y él lo hizo así. Éste fue el motivo de mi altercado con Yagüe. Le ordené, además, que sacara a sus hombres de la cuenca minera y los concentrase en Oviedo, bajo mi vigilancia, y le hice responsable de cualquier crimen que pudiera ocurrir. Para juzgar a los rebeldes estaban los tribunales de justicia. También me llegaron las hazañas de los Regulares del tabor de Ceuta: violaciones, asesinatos, saqueos. Mandé fusilar a seis moros. Tuve problemas, el Ministro de la Guerra me pidió explicaciones, muy exaltado: "¿Cómo se atreve usted a mandar fusilar a nadie sin la formación de un Consejo de Guerra?". Yo le contesté: "Los he sometido al mismo Consejo de Guerra al que ellos sometieron a sus víctimas"4
Sin embargo, no pudo evitar que la izquierda le considerase el responsable de la represión en Asturias, siendo llamado el "verdugo de Asturias", lo que hizo que, tras las elecciones de febrero de 1936, que llevaron al poder al Frente Popular, fuese procesado y encarcelado (marzo de 1936). En 1936 publicó un nuevo libro, Campaña militar de Asturias en octubre de 1934.
http://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_L%C3%B3pez_Ochoa

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