miércoles, 6 de julio de 2011

1971 TERCERA GUERRA INDO PAKISTANÍ: INDIA VS PAKISTÁN.


En el conflicto se ha evidenciado la presencia de terceras potencias regionales, especialmente de China, a través de un decidido apoyo a Pakistán y de Rusia en favor de India, pero en un grado de intensidad menor. Se estima que si la India ataca a Pakistán, China se sentiría amenazada y por lo tanto, podría hacer uso de su capacidad de represalia. Lo anterior ocasionaría una reacción especialmente en Estados Unidos y otras potencias, generando una rivalidad y competencia militar propias de la guerra fría, aunque esta vez con China y Estados Unidos como polos.
La relación de Washington con la India a lo largo de los últimos cincuenta y cinco años refleja con nitidez la importancia de ésta en la configuración geopolítica estadounidense. Con la intención de contrarrestar el peligro representado por China, EEUU busca la adhesión definitiva de la India al organigrama que ha diseñado para el Asia Central del futuro. Para la Casa Blanca podría resultar de gran importancia aparecer ante la población de India como el desactivador principal de la cuestión cachemira y la gran potencia que colocó a la India en un rango de primer orden en la lucha contra el terrorismo islámico.
India que no se ha preocupado por tomar en cuenta el sentir de los habitantes de la parte de Kashmir que mantiene bajo su dominio, ha conseguido que Naciones Unidas se desentienda del proyecto de referéndum aprobado en 1948 y confirmado con posterioridad. EEUU ha utilizado a la ONU como el brazo ejecutor de su política globalizadora de premios y castigos, como en el caso de Israel con Palestina o Marruecos con el Sáhara, despreciando la voluntad y el derecho de las gentes del lugar.
Por otro lado el régimen paquistaní, lo mismo que otros países musulmanes y de eso llamado "Tercer Mundo", cuentan con muy pocas opciones como rehenes que son de una relación de alianza asimétrica con la gran potencia mundial. Ésta decide cómo y cuándo se articulan los parámetros de dicha relación y hasta dónde llegan las atribuciones de los regímenes colaboradores, preocupados en primer lugar por mantenerse en el poder.
Contra el terrorismo
EEUU, encabezando la supuesta lucha contra el “terrorismo internacional”, se impone como mediador en el conflicto, y los gobiernos tanto de India como de Pakistán están atados a aceptar su intervención. EEUU y Occidente en general se han percatado de que algo tan abstracto como la religión, en un espacio geográfico donde el Islam aporta el principal referente ideológico y social, constituye una grave amenaza para sus intereses.
Una vez encaminado el proceso de dominio en buena parte del mundo islámico, Washington quiere que sus gobiernos aliados restrinjan al máximo no sólo la actividad política y social de los partidos y organizaciones islamistas del signo que sean, sino que también elaboren una ideología islamista general que no ponga en duda la hegemonía estadounidense. La falta de libertades en los países musulmanes le permite conseguir dos grandes objetivos: 1) que la animadversión de buena parte de la población, a la que ni siquiera se permite manifestarse, no se traduzca en acciones políticas perjudiciales para sus intereses 2) que los regímenes locales, deslegitimados y asentados en el poder por la fuerza y el abuso, vean en Washington el único garante de su continuidad.
Algunos sostienen que estos países no tienen otro remedio que aceptar los dictados norteamericanos. Otros opinan que sí tienen otra salida: ampliar la base del poder y permitir que la población asuma sus riesgos, compartir con todos la responsabilidad de tomar decisiones vitales y no renunciar nunca al derecho a la legitimidad y la voluntad popular.

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