miércoles, 6 de julio de 2011

1951-53 GUERRA CIVIL DE COLOMBIA.


En Colombia, el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, lider liberal que intentó mobilizar las clases populares contra la oligarquía, en 1948, marca el inicio de una guerra civil -la Violencia - que dejará 300 000 muertos. Frente a la violencia conservadora, las guerrillas liberales y comunistas hacen su aparición.
Mientras que los grupos armados liberales deponen las armas, el Partido comunista colombiano preconiza una política de autodefensa de las masas. Algunas zonas de autodefensa campesinas -como la mítica "República independiente de Marquetalia" - se desarrollan, y son duramente reprimidas por el ejército asistido por los Estados Unidos. Apoyándose en los sobrevivientes de las primeras guerrillas, el décimo Congreso del Partido comunista colombiano (PCC) propone la restructuración de un aparato armado revolucionario, formando en 1964 las FARC (fuerzas armadas revolucionarias de Colombia). Bajo el impulso de Jacobo Arenas y sobre todo de Manuel Marulanda (Tirofijo), las guerrillas se implantan en ocho provincias del país. En 1966, el movimiento adopta un nombre nuevo y termina llamándose "Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia - Ejército del pueblo (FARC - EP)". Después de los años 1980, una parte de su financiamiento proviene de un impuesto tomado de la coca, al cual se le agregará una política de secuestros a cambio de pagos de rescates. Presentes en más del 40% de las comunas colombianas, los combatientes de las FARC- EP (estimados entre 18 000 y 20 000 hombres) operan en sesenta frentes de un mínimo de cien combatientes cada uno.
Inspirado por el ejemplo de la revolución cubana, el Ejército de liberación nacional (ELN) empieza por su parte a operar en 1965. Siendo miembro de uno de sus comandos es que muere en combate, en febrero de 1966, el padre guerrillero Camilo Torres Restrepo. Su destino se vuelve un símbolo de valor para todos los cristianos "comprometidos" del continente. Hasta 1999, el ELN será dírigido por el cura español Manuel Perez. Esta guerrilla se financia en gran parte con el "impuesto de guerra" al cual están sujetas las compañías petroleras. Practican también el secuestro a cambio de pagos de rescate y sus efectivos se estiman en 5 000 combatientes.
En 1967, y con el conflicto sino-soviético, surgió el Ejército popular de liberación (EPL), maoístas, rama armada del Partido comunista marxista-leninista. Actualmente el EPL agrupa más o menos a 1 000 hombres.
A estas guerrillas se sumó el M-19 en 1970, fecha de su creación, con el fin de protestar contra el fraude electoral que priva en ese entonces al general populista Gustavo Rojas Pinilla de su victoria en las elecciones presidenciales. Originaria de la burguesia urbana y lejos de las ideologías marxistas leninistas, el movimiento se da a conocer en febrero de 1980 con la toma de la embajada dominicana en donde varios diplomáticos son secuestrados. Después, este movimiento se irá radicalizando progresivamente.
Los paramilitares nacieron al final de los años 1960, en el marco de una política recomendada por los asesores norteamericanos para "romper" toda veleidad de transformación social. Brazo armado de los narcotráficantes en 1985, complementan la labor del ejército, llevando a cabo la "guerra sucia" contra las bases sociales de la guerrilla (leer el informe de Humain Rights Watch, febrero 2000). Agrupados desde abril de 1997 al interior de las Autodefensas unidas de Colombia (AUC), los paramilitares intentan hoy disfrazar su estrategia contrainsurgente de un discurso político, para de tal manera aparecer como un grupo autónomo del ejército y de los poderes del Estado.
Un cese el Fuego de corta duracíon
En 1982, el presidente conservador Belisario Betancur toma una inciativa sin precedentes para "hacer la paz"; en diciembre de 1983, el M-19 y las FARC constituyen un frente común para negociar. Se firma entonces un acuerdo de cese el fuego que entra en vigor en 1984. El poder se compromete a lanzar una serie de reformas políticas, económicas y sociales y establece un plazo de un año para permitirle al movimiento armado organizarse políticamente.
En noviembre de 1985, las FARC-EP lanzan un nuevo y vasto movimiento llamado la Unión Patriótica (UP), el cual participa con éxito en las elecciones de 1986: 350 consejales municipales, 23 deputados y 6 senadores son elegidos en el Congreso. En una ola de asesinatos sin precedentes, mueren 4 000 dirigentes, ejecutivos y militantes de la UP (y del Partido comunista).
El M-19 cesa las hostilidades en 1989 y se constituye en partido político: la Alianza democrática. El partido revolucionario de los trabajadores le seguirá los pasos en 1991. En cambio, las negociaciones con las FARC, el ELN y los grupos disidentes del EPL no llegan a nada. A tal punto que la guerra es relanzada por el presidente liberal César Gaviria (1990-1994).
Más adelante, los movimientos de la oposición armada rechazarán la posibilidad de negociar con el presidente liberal Ernesto Samper (1994-1998), acusado da haber financiado su campaña política con dinero del narcotráfico. El presidente perderá, ante los ojos de la guerrilla, toda legitimidad.
Bajo un fondo de miseria campesina, la guerrilla lanza en septiembre de 1996 una violenta ofensiva para apoyar a los pequeños productores de coca del sur de Colombia ; este acto, así como la reclamación de una reforma agraria, tuvieron como efecto la acceleración de la expansión geográfica y la legitimación de la guerrilla.
Desde su llegada al poder en 1998, el presidente Pastrana decide negociar con la guerrilla más poderosa, las FARC-EP, y encontrar personalmente al jefe de ésta, Manuel Marulanda. A pesar de las críticas virulentas del ministro de la defensa, de los generales y de los Estados Unidos, el presidente reconoce implicitamente que los revolucionarios tomaron las armas por una causa justa, prevée mecanismos de diálogo y desmilitariza cinco municipios (San Vicente del Caguán, La Macarena, Vista Hermosa, Mesetas y Uribe), una zona de 42 000 kilómetros cuadrados (del tamaño de Suiza o de El Salvador).
El 24 de abril de 2000, el presidente Pastrana anunció el establecimiento de otra enclave "sin presencia militar" en el sur de Bolivar, con el fin de empezar un diálogo con el Ejército de liberación nacional (ELN). Esta eventualidad se enfrenta con una posición de rechazo de una parte de la población de esa región, sobre la cual los paramilitares ejercen una fuerte presión.
Las esperanzas suscitadas con la reanudación de las negociaciones corren el riesgo de morirse por la puesta en marcha del "Plan Colombia". En virtud de ese plan, Washington acordó, a mediados de junio de 2000, una ayuda de 934 millones de dólares al gobierno de Pastrana, monto esencialmente destinado a la contrainsurgencia.
Una lógica de guerra fría que recuerda a la América central del principio de los años 80 y a la cual las guerrillas responden desde ahora con violentas operaciones militares

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