miércoles, 6 de julio de 2011

1935 GUERRA DE ABISINIA: ITALIA VS ETIOPÍA.


La invasión,  fue mucho más que una violación flagrante del derecho internacional y que un acto gratuito de agresión y violencia (perpetrado, además, con el más moderno material destructivo ideado hasta la fecha: tanques, aviación, lanzallamas, gas). Fue un desafío abierto -y un golpe definitivo- a lo que pudiera aún quedar de autoridad de la Sociedad de Naciones: puesto que los dos países implicados eran miembros de ésta, la invasión de Abisinia puso en evidencia la total incapacidad del organismo para prevenir y castigar la guerra. En efecto, la Sociedad de Naciones, reunida en asamblea el 7 de octubre de 1935, acordó, tras un emotivo discurso del Emperador etíope Haile Selassie, declarar a Italia "agresor" y aprobó la imposición de "sanciones económicas" contra ella. Pero, primero, la Sociedad de Naciones tardó más de un mes en hacer efectivo el embargo; segundo, éste fue desobedecido por Alemania y Austria; tercero, se excluyeron de las sanciones productos tan esenciales como el petróleo, el acero y el carbón; cuarto, Italia siguió abasteciendo a sus tropas en Abisinia desde sus colonias en Eritrea y Somalia; y quinto, Gran Bretaña no cerró el canal de Suez al tráfico italiano. Más aún, en diciembre de 1935, la prensa internacional filtró los detalles de un posible pacto sobre Abisinia diseñado por los ministros de Exteriores británico y francés (Hoare y Laval) que preveía entregar a Italia las dos terceras partes de Abisinia a cambio de facilitar a este país una salida al mar. El proyectado "pacto Hoare-Laval" -que indignó a la opinión internacional y forzó la dimisión de los dos ministros responsables- pretendía mantener a la Italia fascista dentro de la órbita occidental. Pero en la práctica, vino a condonar un brutal acto de fuerza. Además, el pacto, aunque frustrado, era premonitorio. Revelaba que Gran Bretaña y Francia podrían optar por una política de apaciguamiento hacia los dictadores, una expresión que empezó a utilizarse ya por entonces, aunque luego se asociaría a la política y personalidad de Neville Chamberlain. De momento, la crisis de Abisinia tuvo una primera y catastrófica derivación. Mussolini, insatisfecho con la conducta de Gran Bretaña y Francia, que acabaron sumándose a las sanciones, basculó definitivamente hacia su único valedor internacional en aquel conflicto, la Alemania de Hitler. Italia y Alemania colaboraron ya decididamente en la guerra civil española (1936-39), apoyando abiertamente el levantamiento del general Franco.

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