domingo, 27 de febrero de 2011

73-71AC GUERRA DE LOS GLADIADORES: ROMA VS GLADIADORES REBELDES AL MANDO DE ESPARTACO.


La rebelión de los esclavos tuvo lugar en el 73 a.C., cuando un grupo de gladiadores se sublevó en una escuela de entrenamiento en Capua. Su líder, Espartaco, era un tracio que había servido en el ejército de Roma, del que había desertado. Durante un tiempo vivió como partisano, pero fue detenido y vendido en el mercado de esclavos, tal como estipulaba la ley. Los gladiadores fugados se hicieron fuertes en las laderas del Vesubio. Vencieron sucesivamente a los contingentes militares enviados por el Senado y fueron aumentando su número, gracias a las incorporaciones de nuevos esclavos que, estimulados por sus victorias, huían de los pueblos y las tierras junto a los que pasaban. Desde la región de Campania, una multitud de varios miles de liberados marchó al sur, hacia Lucania, la actual Basilicata. Un grupo de germanos, que se había escindido del cuerpo principal y estaba comandado por el gladiador Crixus, fue derrotado por los nuevos cónsules enviados para someterlos. El ejército de Espartaco regresó al norte para enfrentarse a los cónsules, que también fueron derrotados. En su campaña victoriosa, se habían acercado a la frontera norte de los territorios romanos, tenían los Alpes a la vista, pero los esclavos se negaron a abandonar la península itálica y volvieron sobre sus pasos. Se encaminaron entonces hacia la misma Roma, que, debilitada, era una presa fácil. Sin embargo, pasaron de largo y continuaron hacia el sur, de nuevo a Lucania, y de aquí hacia el estrecho de Mesina, con el propósito de embarcar rumbo a la isla de Sicilia. No fue posible, debido a la traición de los piratas que habían acordado proveerles de barcos, y los esclavos se encontraron encerrados en esta estrecha y árida franja de tierra, entre la costa y una larga fosa excavada por el ejército romano a las órdenes de Craso. Según algunos historiadores, esta fosa pudo tener varias decenas de kilómetros de largo. No obstante, Espartaco rompió las defensas romanas y avanzó hacia el norte. En este momento, el ejército rebelde, formado por sesenta mil personas, era de nuevo la fuerza más poderosa en la península itálica. Fueron las divisiones internas las que precipitaron su final. Los galos y los germanos se escindieron del grueso del ejército y fueron derrotados, y posteriormente lo sería el contingente mayor, dirigido por Espartaco, en Calabria.

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