domingo, 27 de febrero de 2011

148-146AC TERCERA GUERRA PÚNICA: ROMA VS CARTAGO


Pasa medio siglo en el que Cartago vuelve a recuperar parte de su antiguo esplendor y por consiguiente, vuelve a generar el recelo de los romanos y sobretodo de sus aliados Númidas, al mando del anciano Masinisa. Aprovecha éste la situación para iniciar las hostilidades y derrotar a los cartagineses. Se dirige Cartago a Roma, para que arbitre la situación surgida y aquella responde mandando un consejo formado por 10 senadores entre los que se encuentra Catón el censor, que al ver las riquezas de los cartagineses, instiga al Senado romano para dar la razón a los númidas y organizar la conquista de Cartago. Desembarcado el ejército romano en Utica se entrevista con los representantes cartagineses que ceden ante las imposiciones romanas y entregan sus armas. Viendo Marco Ceaseronio desarmados a los cartagineses, ordenó el abandono de Cartago por sus habitantes para proceder a la verdadera intención de Roma, que no era otra que la destrucción total de la ciudad. Sintiéndose engañados los cartagineses, se alzan en armas y llaman a su defensa a Asdrúbal, que se encontraba en Néferis con unos 30.000 soldados que llegados a Cartago se oponen a las exigencias de Marco en lo referente al abandono de la ciudad.
Comienza la tercera guerra púnica, que se limita a la heroica defensa de la ciudad de Cartago entre los años 149 al 146 a.C. y en la que Roma no consigue doblegar la resistencia de los cartagineses y no les queda más recurso que mandar a su general más destacado, Publio Cornelio Escipión Emiliano. En el año 146 a.C. Escipión toma Néferis y cerca definitivamente Cartago, iniciando posteriormente, el último asalto a la ciudad. Los 50.000 habitantes de la misma, consiguen salvar la vida, mientras que Asdrúbal con sus tropas se refugia en el templo de Esculapio, donde resiste varios días el ataque de los romanos.
Cuenta la historia que finalmente Asdrúbal, flaquea en sus fuerzas y se presenta sólo, en el campo romano, para firmar la paz, lo que aumenta la ira de los defensores, ante la traición de su jefe por lo que incendian el templo y se arrojan a las llamas antes de rendirse a los romanos. Acaban así, siete siglos de existencia de una ciudad como Cartago y esto marca el dominio definitivo del pueblo romano en el norte de Africa en contraposición de los intereses, meramente mercantiles de los cartagineses.

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