lunes, 28 de febrero de 2011

350-DC LOS HUNOS INVADEN EUROPA: LLEGAN HASTA GERMANIA.



Los hunos son un pueblo de pastores nómadas que invadieron la Europa del SE hacia el 370 y crearon un enorme imperio en los ochenta años siguientes. (Los heftalitas que invadieron Irán e India en los siglos V y VI y los hiung-nu que acosaron anteriormente China son a veces identificados como hunos, lo que no es del todo seguro). Quizá sean el pueblo llamado en chino xun (los griegos los llamaron jounoi), quizá parte de los hiung-nu mencionados por las fuentes chinas, de familia turca y escritura rúnica. Cruzaron el Volga después del 350, cayeron sobre los alanos (entre el Volga y el Don), ostrogodos (entre el Don y el Dniéster) y visigodos (Dacia) y forzaron el limes romano del Danubio.
Amiano Marcelino (fl. 395) los describe como pastores sin casas ni reyes, dirigidos por jefes de grupo (primates), aparentemente sin un caudillo general aún en el s. IV. Excelentes jinetes arqueros, veloces y decididos, de táctica impredecible, extendieron el miedo por el Imperio. Pactaron con Roma en contra de los germanos de Europa Central y, hacia el 432, tenían un caudillo principal, Rua o Rugila, a cuya muerte (434) le sucedieron sus sobrinos Bleda y Atila (Átila), corregnantes que pactaron con el Imperio de Oriente en Margus (hoy Pozarevac) la duplicación de los subsidios pagados a Rugila.
Atila o Átila, flagellum Dei, rey de los hunos (434-453) es el Etzel de la leyenda de los Nibelungos y el Atli de las sagas islandesas. Dominadores de un extenso territorio, desde el Báltico a los Alpes hasta cerca del Caspio, habían de recibir de Constantinopla 700 libras de oro anuales (unos 300 k). No se sabe nada concreto sobre Atila entre 435 y 439 ni tampoco que el Imperio le pagase lo prometido.  En 441, cuando las tropas romanas estaban actuando en el limes tanto oriental como occidental, atacó fuertemente el Danubio oriental, tomando y saqueando muchas ciudades, incluida Singidunum (Belgrado). Constantinopla logró una tregua para el 442 y trajo tropas del Oeste; pero en 443 Atila volvió a atacar: tomó ciudades en el río y se dirigió al interior hacia Naiso (Nis) y Sérdica (Sofía), que fueron destruidas. Camino de Constantinopla, tomó Filipópolis, derrotó a los romanos en todas las batallas y cercó la capital imperial, que no podía tomar con sus arqueros. Puso rumbo a Galípolis, donde estaban refugiadas las últimas tropas imperiales, y las deshizo. Impuso una paz que incluía el pago de los atrasos y su mora (6.000 libras de oro, unos 1.800 k) y la triplicación del tributo anual (2.100 libras por año, unos 650 k). Hacia 445 mató a su hermano mayor, Bleda, y se convirtió en autócrata. Atacó de nuevo en 447, más al E (Escitia y Mesia) que la vez anterior y derrotó a los romanos en el río Uto (Vid), pero con un alto costo en hombres. Devastó los Balcanes y Grecia hasta las Termópilas y en los años siguientes se mantuvo una especie de hostilidad latente entre Atila y Teodosio II, como narra Prisco de Panio (fragmentos de su Historia), que lo visitó en Valaquia, junto a los embajadores romanos del 449. Se concluyó una paz más onerosa para el Imperio que la del 443: el Imperio había de evacuar una ancha franja suddanubiana y grandes tributos cuya cuantía no precisan las fuentes.
 La figura de Atila será una de las más famosas entre los pueblos invasores del siglo V. La violencia con que actuaba daría lugar a la famosa frase "Bajo los cascos de su caballo nunca más crece la hierba". Atila se hizo con el poder en el año 434 al suceder a Rúa. Los ocho primeros años compartió el poder con su hermano Bleda pero en el año 442 el propio Atila mató a su hermano para ejercer el gobierno en solitario. Una de sus primeras iniciativas sería unificar las diversas tribus de hunos bajo su mando, momento en el que decidió avanzar hacia Europa. Todas las regiones del norte fueron ocupadas a excepción de la península Escandinava. El éxito de estas campañas motivó que Atila dirigiera sus pasos hacia occidente para invadir las Galias.
Atila entró en la Galia en 451, aparentemente contra los visigodos del reino de Tolosa, que no mantenían contenciosos con Valentiniano III ni con Aecio, con quien Atila estaba en buenas relaciones. Se sabe que, en 450, Honoria, hermana del emperador, le envió su anillo y la petición de que la librase de un matrimonio al que se la obligaba. Atila reclamó a Honoria como esposa y pidió la Galia como dote. Aecio y Teodorico I pactaron una actuación conjunta. Atila intentó ocupar Aurelianum (Orleans), pero los romano-godos se lo impidieron en el último momento. La batalla se dio en campo abierto, en los Campos Cataláunicos (o, en otras fuentes, Mauriacos), de situación desconocida. Teodorico murió, pero Atila, vencido por primera y única vez, hubo de retirarse.
Al año siguiente Atila dirigió sus tropas hacia Italia, atacando la mayor parte de las ciudades hasta asentarse a las afueras de Roma. Valentiniano envió una embajada la jefe bárbaro encabezada por el papa León III que, según la tradición, fue suficiente para que Atila abandonara su empresa y regresara a Europa Central.
En 452 Atila pasó a Italia y saqueó Aquilea, Padua, Verona, Brescia, Bérgamo y Milán, sin que Aecio pudiera detenerlo. La hambruna y la peste los sacaron de Italia. El nuevo emperador de Oriente, Marciano, interrumpió el pago de subsidios pactado por Teodosio II y Atila iba a atacarle cuando murió en el viaje, durante el sueño. Quemado en una fastuosa pira con su tesoro personal, quienes dispusieron el funeral fueron muertos para que nadie pudiera localizar la tumba. Le sucedieron sus hijos que, reñidos entre sí, perdieron casi inmediatamente el poder huno.
Prisco, que conoció a Atila en 448-449, lo describe como bajo, robusto, de gran cabeza, ojos hundidos, nariz chata, barba rala y de costumbres austeras. Irritable e irascible, era un tenaz negociador y no tan inmisericorde como se dice. Los hunos poseían oro abundante, por los pillajes, los subsidios romanos y la venta de prisioneros, y el poder económico alteró su naturaleza política. La monarquía se hizo hereditaria y el rey tuvo carácter autocrático: sus delegados personales se ocupaban del gobierno y las exacciones en especie y moneda sobre los territorios y pueblos sujetos a los hunos. No hubo estructuras complejas y, a la muerte de Atila, las revueltas internas facilitaron la derrota huna (455) frente a una coalición de gépidos, ostrogodos, hérulos y otros pueblos en Panonia (río Nedao, sin identificar) que terminó con los hunos como potencia.

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