sábado, 12 de marzo de 2016

Conquista musulmana de Persia

La conquista islámica de Persia (637-651) desembocó en el fin del Imperio sasánida y la decadencia de la religión zoroástrica en Persia (Irán). Con el paso de los siglos, la inmensa mayoría de los pueblos iranios, incluyendo a los persas y kurdos, pasó del zoroastrismo al islam, sobre todo (aunque no exclusivamente) a su rama chiíta. Sin embargo, las experiencias de la civilización persa precedente no se perdieron, sino que fueron en gran parte absorbidas por la nueva entidad islámica.

Desde el siglo I a. C., el río Éufrates había servido de frontera, aunque continuamente flanqueado, entre el Imperio romano (más tarde Imperio bizantino) y el Imperio parto (más tarde sasánida). La inmensa mayoría de las batallas, y también de las fortificaciones, se concentraban en las regiones de colinas del norte y en Armenia. Al sur, romanos y persas estaban separados por vastos desiertos, donde no los amenazaba más que las ocasionales incursiones de las tribus árabes. Ambos imperios concluyeron alianzas con pequeños principados árabes semi-independientes, que servían de estados tapón y protegían a Bizancio y Persia de los ataques beduinos. Los clientes de los bizantinos eran los Gasánidas de Jabiyah, y los de los persas, los Lajmíes de Al-Hira, clanes que estaban constantemente ocupados luchando entre sí, con lo que no afectaban considerablemente a la seguridad de los bizantinos ni de los persas.
En el siglo VI y siglo VII, ciertos factores echaron por tierra este equilibrio de fuerzas multisecular.

A poco de subir al trono, el shahanshah (Rey de Reyes) o shah (rey) persa Cosroes II venció (con el apoyo del emperador bizantino Mauricio) una rebelión peligrosa en el seno de su propio imperio (ver la rebelión del general Bahrâm Chubin). Luego dedicó sus esfuerzos a los problemas exteriores, en particular con los bizantinos, que habían vuelto a ser sus enemigos tradicionales del Imperio tras la deposición y asesinato de sus amigo Mauricio a manos del general Focas (602-610); y durante algunos años el shah tuvo cierto éxito. Sus tropas, al mando del general Sharvaraz, saquearon y ocuparon Siria y Asia Menor, logrando avanzar hasta Calcedonia en 608. Entre 613 y 614, Sharvaraz extendió las fronteras occidentales persas hasta las ciudades de Antioquía, Damasco y Jerusalén y hasta Egipto. En esos momentos, Constantinopla (capital bizantina) estaba sitiada por los ávaros y se esperaba la llegada persa, pero dicho peligro se conjuró.
Los bizantinos, al mando de su nuevo emperador, el general Heraclio (610-641), se reagruparon y rechazaron a los persas, tras desembarcar en Isos y atacar a las fuerzas iraníes por la retaguardia. Aparte de esto surgieron desavenencias en el campo persa y el general Sharvaraz se apartó del mando persa. El ejército del shah Cosroes, al mando del general Rhahzadh, fue derrotado en la batalla de Nínive en 627 por el emperador Heraclio; los bizantinos recuperaron toda Siria y penetraron en las provincias de Mesopotamia, amagando la capital persa, Ctesifonte. A pesar de eso se le intentó pedir la paz al shah, pero Cosroes la rechazó de forma altiva.

En vista de esto, estalló en Ctesifonte una revuelta nobiliaria-militar encabezada por el príncipe Kavad, hijo del shah. Cosroes fue asesinado en el año 628, después de ver como degollaban a dieciocho de sus hijos. Kavad II asumió el poder, firmo la paz con Heraclio y fue asesinado poco después. Luego de estos hechos, los pretendientes al trono fueron numerosos: entre 628 y 632 hubo nueve reyes de Persia (Ardacher III, el general Sharvaraz, la princesa Boran, la princesa Azarmedukht, Ormuz VI, Cosroes IV, Cosroes V, Boran II). El último, Yazdgerd III (632-651), era nieto de Cosroes II y lo que se sabe de él es que era hijo único. Su fecha de nacimiento es desconocida.

Suleiman I
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Con el asesinato del califa Uthman y la elección del cuarto y último califa ortodoxo a Ali Ibn Abi Talib en 656, estalló una guerra civil entre el flamante califa y los parientes del califa asesinado, los Omeya, encabezados por Muawiya ibn Abi Sufyan, gobernador árabe de Siria, acusándolo de intigar el crimen para provecho suyo. Este conflicto derivó después en el cisma musulmán: suníes, chiítas y jariyitas. Esta guerra civil tuvo su repercusión en el altiplano iraní, en particular en la provincia de Jorasán (donde se encontraba la mayor concentración de fuerzas musulmanas en Irán). Las fuerzas árabes de Abdullah ibn 'Amir asentadas allí se retiraron de este territorio hacia Basora. Lo mismo hicieron las fuerzas musulmanas asentadas en el resto de Irán.
Con el asesinato del califa Ali y la consagración de Muawiya como califa en 661 se dio comienzo al Califato Omeya. Abdullah ibn 'Amir regresó con sus fuerzas a Jorasán, pero poco después fue desplazado del gobierno de Basora. La consagración de provincia autónoma dentro del califato a Jorasán, con 'Ubayd Allah ibn Ziyad (hijo del gobernador de Basora) como gobernador, dio un nuevo impulso a la expansión musulmana hacia el este. 'Ubayd Allah reemprendió el avance árabe al otro lado del Oxus y atacó al gobernador de Bujara. Los siguientes gobernadores árabes de Jorasán continuaron haciendo incursiones al norte del Oxus. Estos ataques se detuvieron por la guerra civil que suscitó Abd Allah ibn al-Zubayr en el centro del califato entre 683 y 692. Las tribus árabes asentadas en Jorasán se enzarzaron en disputas.
En 685, asumió el poder el califa Abd al-Malik. Este califa apoyado por el general Al-Hajjaj ibn Yusuf, derrotó a 'Abd Allah ibn al-Zubayr. En recompensa, el califa otorgó a su general una especie de virreinato o delegación en Irak. Desde este puesto, Al-Hajjaj se dispuso a reorganizar las provincias orientales del califato.
La provincia de Jorasán se convirtió en base para las nuevas incursiones a Transoxiana. En 697, Al-Hajjaj envió como gobernador de Jorasán al general Al-Muhallab ibn Abu Sufra, que reorganizó las tribus y procuró reiniciar las campañas al norte del Oxus. Entre 699 y 700, las montañas del actual Afganistán fueron ocupadas, a pesar de que su población (budista en su mayoría) fue difícil de someter y, finalmente, se islamizó a principios del siglo XI. Con la llegada al poder califal de Walid I y la confirmación del virrey Al-Hajjaj, se eligió como gobernador de Jorasán al general Qutayba ibn Muslim. Qutayba se apoderó de Tocaristán (705) y de Transoxiana (706-9). Después de conquistar Bujara y Samarcanda, estableció una base de operaciones al norte del Yaxartes (actual iyr Darya) en Taskent y avanzó hacia el norte hasta Isfijab. Al mismo tiempo, el general 'Abd al-Rahman ibn Muslim (hermano de Qutayba) sometió Corasmia (710-12). Qutayba avanzó en sus conquistas y ocupó Ferganá (713-14). Poco después, Qutayba fue asesinado en una rebelión de sus tropas, por instigación del nuevo califa Suleimán I, el cual también mandó asesinar al virrey Al-Hajjaj.
Hacia el sur, desde Irak y cruzando Fars, el joven general Muhammad ibn Qasim (yerno de Al-Hajjaj) avanzó hacia el este, conquistando la región desértica de Beluchistán y la desolada región costera de Makrán (atestadas de tribus iranias belicosas), antes de atacar y conquistar la región del Sind y el Panyab meridional, en el valle del bajo Indo, entre los años 710 y 711. En 713, Muhammad ibn Qasim ocupó el centro budista de Multan, que se convertiría en el centro cultural más avanzado del islam en la India. Tras derrotar al rajá hindú Dahir, el jefe árabe se dispuso a organizar el territorio conquistado con ayuda de la población de la región conquistada, tras haber prometido que respetaría todos las costumbres y la religión de la población y los rasgos de la administración anterior. Este sería el límite de la conquista árabe de la India, ya que la resistencia del poderoso reino rajput de Pratihara, impidió la expansión hacia el Panyab por el norte y el desierto de Thar lo impidió por el este.
En 715 se completó la conquista árabe en Irán con la ocupación de Tabaristán, región boscosa y montañosa situada al sur del mar Caspio, donde habitaban belicosas poblaciones iranias de religión zoroastiana. Estas poblaciones (entre ellas los dailamitas, que fueron el origen de los Buyíes) se convirtieron a fines del siglo IX al chiísmo.

https://es.wikipedia.org/wiki/Conquista_musulmana_de_Persia


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