Greenpeace arrojó ayer luz sobre uno de los asuntos más oscuros y que podrían afectar a las vidas de millones de ciudadanos: las negociaciones del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre Europa y Estados Unidos.
Desde las instituciones europeas nos han tratado de convencer de que el TTIP iba a ser beneficioso para todos ya que mejorará el comercio entre Europa y Estados Unidos. Pero con la filtración de las negociaciones del TTIPleaks se ha destapado lo que millones de ciudadanos europeos temían y muchas organizaciones denunciábamos: con este nuevo tratado se van a anteponer los beneficios empresariales a los intereses de la ciudadanía a costa de rebajar los estándares que protegen nuestra salud y nuestro medio ambiente. Lo mismo que con el CETA, un acuerdo similar con Canadá que además podría aprobarse este año.
Entre otros retrocesos, se consagran los beneficios económicos por encima de la salud y el medio ambiente; se igualan a la baja los estándares con Estados Unidos, lo que permitiría la introducción de alimentos transgénicos o carne hormonada; se cede poder a las grandes corporaciones; se renuncia al “principio de precaución” y se pasa a un enfoque “basado en el riesgo” que limita la capacidad de los estados de tomar medidas preventivas, por ejemplo, en relación con la toxicidad de sustancias químicas como los disruptores endocrinos. Tampoco parece posible que se puedan cumplir los compromisos de reducción de CO2 de la Cumbre del Clima de París.
Secretismo, privilegios y mentiras
Mientras que la sociedad civil no ha tenido acceso a las negociaciones, los documentos muestran cómo a la industria sí se le ha consultado y ha tenido un papel privilegiado en el proceso de toma de decisiones. En varios capítulos, los documentos filtrados indican que la UE es altamente permeable a la influencia de los intereses de los poderes económicos e industriales.
Las revelaciones sobre cómo se negocia el TTIP muestran que nos han mentido. Nos ha mentido Cecilia Malmström, Comisaria de Comercio en la Comisión Europea, cuando afirmaba que este acuerdo no iba a suponer una rebaja de los estándares ambientales en la UE. Nos ha mentido Ignacio García Bercero, el Jefe de la delegación de la Unión Europea en las negociaciones del TTIP, cuando quería tranquilizarnos con frases del tipo “En el TTIP no aceptaremos nada que perjudique a los ciudadanos europeos”. Nos ha mentido el gobierno español y la CEOE cuando nos ha querido vender que este acuerdo es bueno para la ciudadanía.
Ahora, a raíz de las revelaciones, el secretario de Estado francés de Comercio Exterior ya ha dicho que las negociaciones deberían parar. También lo han dicho más de 3 millones de europeos que firmaron una petición para decir NO al TTIP.
Greenpeace
La Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI), conocido en lengua inglesa como Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP) o Transatlantic Free Trade Area (TAFTA) o Área de Libre Comercio Trasatlántico, es una propuesta de tratado de libre comercio (TLC) entre la Unión Europea y Estados Unidos.1 Actualmente se encuentra en negociaciones. Sus defensores argumentan que el acuerdo sería beneficioso para el crecimiento económico de las naciones que lo integrarían, aumentaría sobremanera la libertad económica y fomentaría la creación de empleo.2 Sin embargo, sus críticos argumentan que éstas se producirían a costa del aumento del poder de las grandes empresas y desregularizaría los mercados, rebajando los niveles de protección social y medioambiental de forma drástica. Así, se limitaría la capacidad de los gobiernos para legislar en beneficio de los ciudadanos así como el poder de los trabajadores en favor del de los empresarios.3 4 5 Sus mayores críticos también lo califican de una pesadilla para la democracia.2 El gobierno de Estados Unidos considera la asociación como un complemento a su Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica. En cambio la Unión Europea es duramente criticada por el secretismo con el que está llevando las negociaciones, de espaldas a la opinión pública.4 3
Después de que un primer borrador del proyecto se filtrara en marzo de 2014, la Comisión Europea lanzó un programa para consultar a los ciudadanos interesados, aunque solo sobre un número limitado de cláusulas.6
El anteproyecto filtrado reveló que el tratado no permitiría a los gobiernos aprobar leyes para la regulación de sectores económicos estratégicos como la banca, los seguros, servicios postales o telecomunicaciones.7 Ante cualquier expropiación las empresas podrían demandar a los Estados exigiendo la devolución de su inversión más compensaciones e intereses.8 El tratado permitiría la libre circulación de capitales, estableceria cuotas para la circulación de trabajadores, etc.9 10 Este acuerdo de libre comercio podría estar finalizado para finales de 2015.11 12 Una propuesta previa de tratado fue el Acuerdo Multilateral sobre Inversiones.
https://es.wikipedia.org/wiki/Asociaci%C3%B3n_Transatl%C3%A1ntica_para_el_Comercio_y_la_Inversi%C3%B3n
En palabras del economista Juan Torres López, "la teoría económica, incluso la teoría económica ortodoxa, no ha conseguido demostrar que el libre comercio sea mejor que otro régimen comercial, salvo en condiciones de competencia perfecta que es imposible que se den en la realidad".4
La competencia perfecta es la situación de un mercado donde las empresas carecen de poder para manipular el precio (precio-aceptantes), y se da una maximización del bienestar. Esto resulta en una situación ideal de los mercados de bienes y servicios, donde la interacción de la oferta y demanda determina el precio. En un mercado de competencia perfecta existen gran cantidad de compradores (demanda) y de vendedores (oferta), de manera que ningún comprador o vendedor individual ejerce influencia decisiva sobre el precio.
El TTIP no va a afectar solo al comercio, sino a nuestras vidas. A nuestro medio ambiente, a nuestros trabajos o a lo que comemos. El TTIP condicionará nuestros derechos como consumidores, influirá sobre las sustancias tóxicas a las que estaremos expuestos o establecerá que las multinacionales puedan quedar por encima de los tribunales ordinarios. Todo eso es lo que nos jugamos si se aprueba el TTIP. Y también el CETA, un acuerdo similar con Canadá que se podría aprobar en la segunda mitad de este mismo año.
El programa El Objetivo recogía las distintas visiones respecto al polémico tratado, dejando claras las posturas de unos y otros, con la CEOE y grandes bancos como el BBVA a favor, y asociaciones y representantes agrícolas advirtiendo de sus riesgos. Por eso queremos animaros a que lo veáis. O si no tenéis tiempo, al menos a que leáis algunas de las explicaciones de sus protagonistas.
Ganadería, agricultura y regulación
- "No sale todo el mundo ganando. Pero hay que ver la globalidad. El sector (ganadero) es más sensible, no solo en España sino en la Unión Europea, porque no hay duda de que el sector ganadero americano es más competitivo". Ignacio García Bercero - Negociador jefe de la UE para el TTIP.
Transgénicos, hormonas y seguridad alimentaria
- "Producir en base a transgénicos, a clembuterol, a hormonas de crecimiento, prohibidos en Europa, reduce los costes. Producir con calidad y seguridad alimentaria nos supone mayores costes a los agricultores y agricultoras de la Unión Europea". Miguel Blanco - Secretario General de COAG.
Alimentación
- "El TTIP va a cambiar los principios de seguridad alimentaria. No en lo que se ve, pero sí en lo invisible. Afectará mucho a las frutas y verduras porque en los campos estadounidenses se utilizan un montón de pesticidas no aprobados en Europa". Ramón Soria - Investigador de mercado y experto en alimentación.
Transparencia, lobbies y beneficiarios
- "No es posible que un parlamentario tenga que enterarse a través de filtraciones o que tengamos que acceder a salas de lectura cerradas. ¿Nosotros después qué le explicamos a la ciudadanía que nos ha votado?". Ernest Urtasun - Eurodiputado Grupo Los Verdes.
- "La multinacional tiene poco que ganar con este acuerdo. Solo puede perder aquel sector que no se prepare para una competencia un poco más intensa". J. Manuel González Páramo - Consejero Ejecutivo de BBVA
- "Las Pyme serían las grandes beneficiarias de este tratado. España tiene más Pymes, por tanto sería más beneficiada". José Luis Feito - Presiente de la Comisión de Política Económica y Financiera de la CEOE.
- "No hay datos para justificar un tratado tan ambicioso en base al crecimiento económico. Solo tenemos un precedente, que es el tratado que firmó Estados Unidos con Canadá y México y vimos cómo la entrada del maíz americano supuso la pérdida de un millón y medio de empleos".
Ekaitz Cancela - periodista experto en el TTIP.
NO GRACIAS |
Entre otros retrocesos, se consagran los beneficios económicos por encima de la salud y el medio ambiente; se igualan a la baja los estándares con Estados Unidos, lo que permitiría la introducción de alimentos transgénicos o carne hormonada; se cede poder a las grandes corporaciones; se renuncia al “principio de precaución” y se pasa a un enfoque “basado en el riesgo” que limita la capacidad de los estados de tomar medidas preventivas, por ejemplo, en relación con la toxicidad de sustancias químicas como los disruptores endocrinos. Tampoco parece posible que se puedan cumplir los compromisos de reducción de CO2 de la Cumbre del Clima de París.
Secretismo, privilegios y mentiras
Mientras que la sociedad civil no ha tenido acceso a las negociaciones, los documentos muestran cómo a la industria sí se le ha consultado y ha tenido un papel privilegiado en el proceso de toma de decisiones. En varios capítulos, los documentos filtrados indican que la UE es altamente permeable a la influencia de los intereses de los poderes económicos e industriales.
Las revelaciones sobre cómo se negocia el TTIP muestran que nos han mentido. Nos ha mentido Cecilia Malmström, Comisaria de Comercio en la Comisión Europea, cuando afirmaba que este acuerdo no iba a suponer una rebaja de los estándares ambientales en la UE. Nos ha mentido Ignacio García Bercero, el Jefe de la delegación de la Unión Europea en las negociaciones del TTIP, cuando quería tranquilizarnos con frases del tipo “En el TTIP no aceptaremos nada que perjudique a los ciudadanos europeos”. Nos ha mentido el gobierno español y la CEOE cuando nos ha querido vender que este acuerdo es bueno para la ciudadanía.
Ahora, a raíz de las revelaciones, el secretario de Estado francés de Comercio Exterior ya ha dicho que las negociaciones deberían parar. También lo han dicho más de 3 millones de europeos que firmaron una petición para decir NO al TTIP.
Greenpeace
La Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI), conocido en lengua inglesa como Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP) o Transatlantic Free Trade Area (TAFTA) o Área de Libre Comercio Trasatlántico, es una propuesta de tratado de libre comercio (TLC) entre la Unión Europea y Estados Unidos.1 Actualmente se encuentra en negociaciones. Sus defensores argumentan que el acuerdo sería beneficioso para el crecimiento económico de las naciones que lo integrarían, aumentaría sobremanera la libertad económica y fomentaría la creación de empleo.2 Sin embargo, sus críticos argumentan que éstas se producirían a costa del aumento del poder de las grandes empresas y desregularizaría los mercados, rebajando los niveles de protección social y medioambiental de forma drástica. Así, se limitaría la capacidad de los gobiernos para legislar en beneficio de los ciudadanos así como el poder de los trabajadores en favor del de los empresarios.3 4 5 Sus mayores críticos también lo califican de una pesadilla para la democracia.2 El gobierno de Estados Unidos considera la asociación como un complemento a su Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica. En cambio la Unión Europea es duramente criticada por el secretismo con el que está llevando las negociaciones, de espaldas a la opinión pública.4 3
Después de que un primer borrador del proyecto se filtrara en marzo de 2014, la Comisión Europea lanzó un programa para consultar a los ciudadanos interesados, aunque solo sobre un número limitado de cláusulas.6
El anteproyecto filtrado reveló que el tratado no permitiría a los gobiernos aprobar leyes para la regulación de sectores económicos estratégicos como la banca, los seguros, servicios postales o telecomunicaciones.7 Ante cualquier expropiación las empresas podrían demandar a los Estados exigiendo la devolución de su inversión más compensaciones e intereses.8 El tratado permitiría la libre circulación de capitales, estableceria cuotas para la circulación de trabajadores, etc.9 10 Este acuerdo de libre comercio podría estar finalizado para finales de 2015.11 12 Una propuesta previa de tratado fue el Acuerdo Multilateral sobre Inversiones.
https://es.wikipedia.org/wiki/Asociaci%C3%B3n_Transatl%C3%A1ntica_para_el_Comercio_y_la_Inversi%C3%B3n
En palabras del economista Juan Torres López, "la teoría económica, incluso la teoría económica ortodoxa, no ha conseguido demostrar que el libre comercio sea mejor que otro régimen comercial, salvo en condiciones de competencia perfecta que es imposible que se den en la realidad".4
La competencia perfecta es la situación de un mercado donde las empresas carecen de poder para manipular el precio (precio-aceptantes), y se da una maximización del bienestar. Esto resulta en una situación ideal de los mercados de bienes y servicios, donde la interacción de la oferta y demanda determina el precio. En un mercado de competencia perfecta existen gran cantidad de compradores (demanda) y de vendedores (oferta), de manera que ningún comprador o vendedor individual ejerce influencia decisiva sobre el precio.
El TTIP no va a afectar solo al comercio, sino a nuestras vidas. A nuestro medio ambiente, a nuestros trabajos o a lo que comemos. El TTIP condicionará nuestros derechos como consumidores, influirá sobre las sustancias tóxicas a las que estaremos expuestos o establecerá que las multinacionales puedan quedar por encima de los tribunales ordinarios. Todo eso es lo que nos jugamos si se aprueba el TTIP. Y también el CETA, un acuerdo similar con Canadá que se podría aprobar en la segunda mitad de este mismo año.
El programa El Objetivo recogía las distintas visiones respecto al polémico tratado, dejando claras las posturas de unos y otros, con la CEOE y grandes bancos como el BBVA a favor, y asociaciones y representantes agrícolas advirtiendo de sus riesgos. Por eso queremos animaros a que lo veáis. O si no tenéis tiempo, al menos a que leáis algunas de las explicaciones de sus protagonistas.
Ganadería, agricultura y regulación
- "No sale todo el mundo ganando. Pero hay que ver la globalidad. El sector (ganadero) es más sensible, no solo en España sino en la Unión Europea, porque no hay duda de que el sector ganadero americano es más competitivo". Ignacio García Bercero - Negociador jefe de la UE para el TTIP.
Transgénicos, hormonas y seguridad alimentaria
- "Producir en base a transgénicos, a clembuterol, a hormonas de crecimiento, prohibidos en Europa, reduce los costes. Producir con calidad y seguridad alimentaria nos supone mayores costes a los agricultores y agricultoras de la Unión Europea". Miguel Blanco - Secretario General de COAG.
Alimentación
- "El TTIP va a cambiar los principios de seguridad alimentaria. No en lo que se ve, pero sí en lo invisible. Afectará mucho a las frutas y verduras porque en los campos estadounidenses se utilizan un montón de pesticidas no aprobados en Europa". Ramón Soria - Investigador de mercado y experto en alimentación.
Transparencia, lobbies y beneficiarios
- "No es posible que un parlamentario tenga que enterarse a través de filtraciones o que tengamos que acceder a salas de lectura cerradas. ¿Nosotros después qué le explicamos a la ciudadanía que nos ha votado?". Ernest Urtasun - Eurodiputado Grupo Los Verdes.
- "La multinacional tiene poco que ganar con este acuerdo. Solo puede perder aquel sector que no se prepare para una competencia un poco más intensa". J. Manuel González Páramo - Consejero Ejecutivo de BBVA
- "Las Pyme serían las grandes beneficiarias de este tratado. España tiene más Pymes, por tanto sería más beneficiada". José Luis Feito - Presiente de la Comisión de Política Económica y Financiera de la CEOE.
- "No hay datos para justificar un tratado tan ambicioso en base al crecimiento económico. Solo tenemos un precedente, que es el tratado que firmó Estados Unidos con Canadá y México y vimos cómo la entrada del maíz americano supuso la pérdida de un millón y medio de empleos".
Ekaitz Cancela - periodista experto en el TTIP.
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