viernes, 29 de julio de 2016

Francisco Solano López

Francisco Solano López Carrillo (Asunción, 24 de julio de 1827Cerro Corá, 1 de marzo de 1870) fue el segundo presidente constitucional de la República del Paraguay entre 1862 y 1870. Se desempeñó como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, presidente y jefe supremo de la nación paraguaya durante la Guerra de la Triple Alianza. Sucedió como presidente a su padre Carlos Antonio López, de acuerdo a la Constitución de 1844, electo por el Congreso Nacional como presidente de la República por un período de diez años.

Francisco Solano López
A la muerte de su padre en 1862, el Congreso de la Nación lo elige como presidente de la República del Paraguay. Continuó el trabajo de modernización llevado a cabo por sus predecesores, extendiendo las líneas del telégrafo, instalando una segunda fundición de hierro en Caacupé al mando del ingeniero estadounidense Charles Thompson, llevando la línea férrea paraguaya hasta Villarrica. Mejoró los astilleros y las armerías, ordenó que expertos ingleses realicen una "Carta Mineralográfica del Paraguay" y mandó importar desde Liverpool, en 1864, maquinaria especializada para hilandería e industria textil.6
Continuó con la política nacionalista de los anteriores gobiernos, pero decidió tomar una posición internacional más preponderante. El comercio paraguayo, aunque aún pequeño, se había acrecentado notoriamente y era fundamental para su administración mantener el ritmo de la actividad económica fluvial. Para ello, condición imprescindible era la manutención del llamado "Equilibrio del Río de la Plata".7 Sin embargo, los conflictos en la zona pusieron en peligro la citada condición. Solano López percibió que en la invasión del general Venancio Flores (Colorado y abiertamente hostil al Paraguay) al Uruguay se hallaban intereses de Buenos Aires y el Imperio del Brasil. Consideró además que ésta actitud era una agresión hacia el Paraguay y un paso previo para intentar un ataque contra su país.
Cuando el Brasil amenazó con intervenir directamente sobre la llamada "Banda Oriental", protestó en la nota del 30 de agosto de 1864. Afirmaba que "el ataque al Uruguay sería atentatorio contra el equilibrio de los Estados del Plata y 'casus belli' para el gobierno paraguayo". Éstas notas fueron reforzadas por otras enviadas el mes de septiembre, pero Brasil las ignoró invadiendo Uruguay el 12 de octubre de 1864. Paraguay, un mes después, contestaría como represalia capturando el 12 de noviembre de 1864 el buque mercante brasileño "Marqués de Olinda" en el puerto de Asunción y encarcelando al gobernador de la provincia brasileña de Matto Grosso, que se encontraba a bordo.

En diciembre de 1864 envió una fuerza para invadir Mato Grosso, territorio que entonces pertenecía al Paraguay y estaba siendo ocupado de manera ilegal por los brasileños, que instalaron fortines y guarniciones en la zona. Fue una campaña victoriosa para Paraguay de inicio a fin, causando terribles penurias a los soldados imperiales que fueron derrotados por las tropas de Solano López, la sed, el clima inhóspito y las enfermedades.8 Con ésta operación, Solano López se apoderó de un gran botín de guerra e impidió que se formara un ejército brasileño en el Norte dispuesto a atacarlo por sorpresa.

En 1865, a pesar de las protestas y la declaración de "neutralidad", el gobierno de Buenos Aires continuaba dando paso a las fuerzas brasileñas que atacaban a los aliados de Paraguay, en la República de Uruguay. Sospechando Solano López que entre Bartolomé Mitre y el Imperio Brasileño había ya acuerdos previos, solicitó permiso para enviar tropas hasta el Uruguay, cosa que Mitre rechazó. Ésta fue, para Solano López, la prueba definitiva. Se llamó al Congreso Nacional y se confirió a Francisco Solano López Carrillo el grado de "Mariscal Presidente de los Ejércitos Paraguayos" y se declaró la guerra al Gobierno de Buenos Aires.9 Ordenó posteriormente expediciones hacia Corrientes y Uruguayana, que fueron infructuosas. En mayo de 1865, se firmaba el Tratado Secreto de la Triple Alianza contra Paraguay, que se haría público en 1866, generando indignación internacional y simpatía hacia la causa paraguaya.
Luego de más de cinco años de resistencia, la guerra concluyó con la derrota de Paraguay y la muerte en batalla del mariscal López, junto a su hijo adolescente, el coronel José Francisco López Lynch, más conocido como "Panchito", en Cerro Corá. Su última frase antes de ser ultimado con un tiro en el pecho fue: «¡Muero con mi Patria!», pues pensaba que con su desaparición el Paraguay dejaría de ser independiente y que su territorio sería repartido entre la Argentina y el Brasil, aunque esta versión no es la única, pues ciertos historiadores sostienen que la frase fue en realidad: «¡Muero por mi Patria!» sabiendo que con su muerte terminaría la guerra. Sus restos descansan en el Panteón Nacional de los Héroes de Asunción del Paraguay.
Aunque el "Tratado Secreto" estableció una suma exorbitante en concepto de costas de guerra para el Paraguay, luego esta deuda fue dispensada en primer lugar por Uruguay y algunas décadas más tarde (casi al término del pago total de la deuda) por Argentina.
 
La figura del Mariscal Francisco Solano López fue —y sigue siendo— objeto de opiniones radicalmente opuestas.
En Paraguay, es mayoritariamente considerado el "Héroe Máximo de la Nación", título que se le otorgó en el gobierno del general Rafael Franco. Su nombre es parte del "mythos" nacional de Paraguay. Sus detractores (los denominados popularmente "legionarios" por congeniar con los intereses de la "Legión Paraguaya", grupo de paraguayos que lucharon contra su país en la Guerra de la Triple Alianza) lo consideran culpable de todas las desgracias del Paraguay hasta nuestros días y único causante de la guerra.
A nivel internacional, su figura sigue siendo discutida. En Argentina nació una corriente revisionista de la historia que lo situó como gran caudillo de su pueblo y de Sudamérica, al que se forzó a entrar en una guerra provocada por intereses internacionales (situando al Imperio Británico en el centro de la intriga). Los historiadores Atilio García Mellid y José María Rosa son principales autores en ésta corriente. La opinión de los revisionistas argentinos es compartida por el historiador japonés Hisatoshi Tajima, quien asegura que la guerra se originó a causa de "la penetración del capitalismo inglés y la expansión económica de países de la periferia inglesa, como Argentina y Brasil", que tuvieron un "choque de intereses" con el floreciente Paraguay.10 En Uruguay, uno de sus más importantes reivindicadores fue Luis Alberto de Herrera, prestigioso diplomático, historiador y escritor. Otras voces importantes, como la del argentino Juan Bautista Alberdi, el mexicano Carlos Pereyra, el venezolano Rufino Blanco Fombona o el estadounidense general Martin T. McMahon fueron favorables al mariscal López.
Sus detractores, siguiendo la línea histórica clásica (mantenida sobre todo por Brasil y sectores del liberalismo argentino y paraguayo), lo consideran el único responsable de la guerra más grande en América y la destrucción total de su país. Historiadores actuales como el brasileño Francisco Doriatoto11 o el estadounidense Thomas Whigham12 se mantienen dentro de la citada corriente. Dentro de ésta línea, aunque algo más neutral, aparece el argentino Ramón José Cárcano.

https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Solano_L%C3%B3pez

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