miércoles, 20 de julio de 2016

Cuenco de Polvo-Dust Bowl

El fenómeno de los años 1930 conocido como Dust Bowl (literalmente, 'Cuenco de Polvo') fue uno de los peores desastres ecológicos del siglo XX. La sequía afectó a las llanuras y praderas que se extienden desde el golfo de México hasta Canadá. La sequía se prolongó al menos entre 1932 y 1939, y fue precedida por un largo periodo de precipitaciones por encima de la media. El efecto dust bowl fue provocado por condiciones persistentes de sequía, favorecidas por años de prácticas de manejo del suelo que dejaron al mismo susceptible a la acción de las fuerzas del viento. El suelo, despojado de humedad, era levantado por el viento en grandes nubes de polvo y arena tan espesas que escondían el sol. Estos días recibían la denominación de «ventiscas negras» o «viento negro». El Dust Bowl multiplicó los efectos de la Gran Depresión en la región y provocó el mayor desplazamiento de población habido en un corto espacio de tiempo en la historia de Estados Unidos. Tres millones de habitantes dejaron sus granjas durante la década de 1930, y más de medio millón emigró a otros estados, especialmente hacia el oeste.
Emerich de Vattel, teórico de Derecho Internacional, ideó la aplicación del término Terra nullius a aquellas tierras no cultivadas por los pobladores indígenas. Suponiendo que una tierra no cultivada carece de buen uso, cualquiera que se dedicara a cultivarla tendría derecho sobre ella. La conclusión fue declarar a los pueblos indígenas como salvajes en un estado previo a la civilización: sin ley, ni derechos de propiedad, ni soberanía.
A diferencia de Australia —donde la invención de la Terra nullius legitimó la colonización sin necesidad de una guerra de conquista o de acudir a un tratado—, en América el reconocimiento de la soberanía de las tribus indias posibilitó la firma de tratados con los Estados Unidos, que conllevaban la progresiva cesión de tierras a cambio de distintas sumas de dinero. A cambio de estas cesiones —conseguidas mediante engaño, presión o soborno—, cheroquis, chicasaws, choctaws y otras tribus del sudeste serían civilizadas y admitidas en la sociedad blanca.
Sin embargo, esta política civilizadora entró en crisis a partir de la década de 1820. Los cheroquis y otras tribus intentaron hacer valer esa soberanía para evitar las «cesiones» obligadas de tierra. Pero el racismo y la ideología productivista cementaron el consenso nacional y social en torno al derecho de expansión de la «república blanca», y los pueblos indígenas fueron lanzados progresivamente hacia el oeste y aniquilados (véanse el Sendero de lágrimas o la Larga Marcha de los Navajos).
Durante la Guerra Civil Estadounidense los generales aprendieron que atacar los recursos del enemigo iba más allá de la simple destrucción de productos materiales, pues los sistemas sociales y económicos del enemigo también resultaban destruidos. Ejemplo de esta estrategia fueron las campañas en el Valle de Shenandoah, donde se hizo uso del concepto de guerra total empleando tácticas de tierra quemada para destruir las fuentes de aprovisionamiento del enemigo y la resistencia de la población.5
Montañas de huesos de bisontes masacrados. 1872-1873
Convertido en jefe del ejército, el general W.T. Sherman propuso destruir las manadas de búfalos de las que dependían los indígenas de las llanuras. Derrotar a las naciones indias destruyendo sus medios de supervivencia, muy accesibles gracias al ferrocarril que permitía a los cazadores llegar a sus objetivos y embarcar las pieles hacia los lucrativos mercados del este.6
El Tratado de Medicine Lodge, firmado en 1867 por el presidente de los Estados Unidos con las naciones comanchekiowakiowa-apache y otras tribus, reconocía derechos de caza sobre la mayor parte del territorio conocido como «Gran Desierto Americano» (Great American Desert), los áridos pastizales del Oeste que nadie quería. El corazón de tal área era conocida como el Llano Estacado debido a las estacas que la gente clavaba para orientarse en la inmensidad de la planicie.
Pocos años después los cazadores blancos invadieron las tierras del tratado y mataron bisontes por millones, apilando las pieles para venderlas con gran beneficio en el Este. «Siete millones de libras de lenguas de bisonte fueron embarcadas en Dodge City (Kansas) en 1872–1873, un periodo de dos años en el que agentes del gobierno calcularon la matanza en veinticinco millones de bisontes. Sus huesos, blanqueados por el sol, se apilaban en grandes pilas en las estaciones del ferrocarril para ser vendidas por hasta diez dólares la tonelada. Un cazador profesional llamado Tom Nixon decía haber matado 120 animales en cuarenta minutos».7
La Ley Homestead aprobada por el Congreso en mayo de 1862 ofreció parcelas gratuitas a los colonos que se establecieran en las Grandes Llanuras un mínimo de cinco años, cultivaran la tierra y construyeran una casa. Las vacas sustituyeron al búfalo, y fueron reemplazadas más tarde por ovejas.
El gran desarrollo de las máquinas de cultivar y, en concreto, la introducción de la hoja de acero sustituyendo a los aperos de hierro que realiza John Deere a partir de 1837, facilitaron el cultivo del suelo de las Grandes Llanuras, difícil de arar por su potencia y carácter arcilloso.
DallasDakota del Sur, 1936
La labor del arado fue tan intensa que cuando los conservacionistas miraron hacia el territorio de las grandes praderas, el triángulo con base en Indiana y Texas que se proyecta hasta Manitoba por el norte, el ecosistema original de las praderas prácticamente había desaparecido. En el espacio de una vida humana un paisaje edénico fue tomado por el sistema productivista y liquidado.
La destrucción de las comunidades de gramíneas, que mantenían el suelo cohesionado y atrapaban humedad, dejó el suelo sin protección. La sequía redujo las capas superiores de suelo a polvo que fue desplazado hacia el sur y el este, formando nubes gigantescas que acabaron depositando gran parte del suelo en el Atlántico. Una interesante secuencia animada muestra el movimiento de las tormentas ocurridas en los meses de primavera y verano de 1934.8
El Dust Bowl afectó a 400.000 kilómetros cuadrados, y muchas familias de granjeros —conocidas como Okies porque Oklahoma fue de los más afectados— iniciaron el éxodo hacia California y otros estados. Artistas como la fotógrafa Dorothea Lange, el cantante Woody Guthrie o el escritor John Steinbeck —con sus novelas Las uvas de la ira y De ratones y hombres— retrataron las consecuencias de esta catástrofe humana y ecológica.

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