miércoles, 29 de abril de 2015

John Gotti

John Joseph Gotti, Jr (27 de octubre de 1940 - 10 de junio de 2002), también conocido como The Dapper Don y The Teflon Don, fue un mafioso estadounidense.

John Joseph Gotti nació el 27 de octubre de 1940 en el barrio neoyorquino del Bronx. Era el quinto hijo de los once -siete chicos y cuatro chicas- que tuvieron John J. Gotti, un inmigrante napolitano, y Fannie, una abnegada y sencilla mujer capaz de criar a sus hijos en un entorno hostil. Él y sus hermanos crecieron en una zona deprimida del sur del Bronx, hasta que su padre pudo ahorrar algo de dinero y se trasladaron a Brooklyn.1
A una edad temprana el bravucón Johnny Boy aprendió a usar sus puños, y sus primeros sueños de convertirse en un hombre de negocios o un doctor pronto dejaron paso a los de ser uno de los tunantes que solía verse por las calles de Brooklyn. Junto a sus hermanos Peter y Richard, John entró a formar parte de una banda callejera, con cuyos miembros se juntaba siempre que se escapaba de la escuela, donde era mal visto debido a su molesta actitud.1
En 1954, el joven aprendiz de ladrón resultó herido mientras participaba en el robo de una cementera. Ésta le cayó encima de los dedos de un pie y tuvo que permanecer hospitalizado durante todo un verano. Debido a ello, a Gotti siempre le quedó una ligera cojera.
A los dieciséis años, dejó de asistir a la escuela y se unió a los Fulton-Rockaway Boys, una popular banda de adolescentes de Brooklyn que solía robar automóviles. Acompañado por sus inseparables hermanos Peter y Richard, John conoció a dos jóvenes tunantes con los que trabaría una larga amistad: Angelo Ruggiero y Wilfred Willie Boy Johnson. Entre 1957 y 1961 fue arrestado cinco veces por hurtos menores, pero los cargos siempre acababan siendo revocados o reducidos.2


En 1960, el italoamericano, de veinte años, conoció a Victoria DiGiorgio, una chica dos años menor con quien se casó el 6 de marzo de 1962, casi un año después del nacimiento de su primera hija, Angela. El matrimonio fue tormentoso, con varios amagos de separación, pero pese a ello la pareja siguió adelante y tuvo dos hijos más: Victoria y John A., también conocido como Junior.
Durante esa época y alentado por su esposa, que era contraria a las actividades deshonestas de su marido, Gotti empezó a trabajar en una fábrica de abrigos, pero al poco tiempo volvió a las andadas. En 1963 fue encarcelado por primera vez y pasó veinte días en la prisión junto a Salvatore Ruggiero tras ser sorprendidos con un coche robado.
En 1966 Gotti entró en la Mafia, encabezada entonces por Carmine y Daniel Fatico. Operaban desde un local, el Bergin Hunt and Fish Club, en el barrio de Queens, para uno de los jefes de la familia Gambino, Aniello Dellacroce. La verdadera carrera criminal de Gotti empezó entonces, prosperó y la familia se mudó a un bonito apartamento en Brooklyn, donde tuvieron un cuarto hijo, Frank. Los Gambino lo reclutaron como matón y poco después le confiaron el saqueo sistemático de los materiales utilizados en la construcción del aeropuerto John Fitzgerald Kennedy, hasta que fue descubierto y condenado a tres años de cárcel en Lewisburg.
Con tan sólo treinta y un años, Gotti se convirtió en el capo de la banda de Bergin y, con Dellacroce en la cárcel, empezó a visitar con frecuencia a Carlo Gambino, Don Carlo, a quien se dirigía con sumo respeto. En 1975, John Joseph fue condenado a cuatro años de prisión por robo, y durante los dos años que pasó en la cárcel de Green Haven asistió a clases de cultura italiana e hizo mucha gimnasia. De nuevo en la calle, tuvo que hacer frente a la muerte de Carlo Gambino y al ascenso de Paul Castellano, quien entonces controlaba la situación.3


John Gotti


Capo de los Gambino

El asesinato del asesino del sobrino del jefe de la familia, Carlo Gambino, le había granjeado el respeto en la organización y le colocaba en posición de sucederlo, pero, una vez cumplidos los cuatro años de prisión, se encontró con que Paul Castellano ocupaba el lugar de Gambino; Gotti decidió asesinarlo porque se temía que Castellano estuviera planeando lo mismo contra él. El asesinato de Castellano fue al más puro estilo mafioso. Un grupo acorraló a Castellano y a su conductor a la salida de un restaurante y mató a los dos hombres, mientras Gotti vigilaba a varias manzanas. Minutos después Gotti y su lugarteniente Salvatore Gravano, conocido como Sammy Bull, pasaron en coche para asegurarse de que ambos habían sido asesinados.
John Gotti llevó las riendas de la familia Gambino entre 1985 y 1992. En 1985, los Gambino eran el clan principal de las cinco familias de la ciudad, con más de 300 miembros, 2.000 socios e intereses en la industria textil, la retirada de basura, la construcción y los préstamos ilegales. El ascenso de Gotti, sin embargo, supuso la pérdida de poder y dinero para la familia Gambino, debido a que la figura de su nuevo jefe atraía a la prensa y, también, las investigaciones judiciales.
No obstante, figurando oficialmente como representante de ventas de productos de fontanería, Gotti pudo durante bastante tiempo dirigir la familia mafiosa más importante de Nueva York sin que la justicia pudiera atraparle, y salió frecuentemente en los medios de comunicación como el paradigma del mafioso impune y escurridizo, lo que le valió el alias de «don Teflón». Gotti se libró de tres acusaciones en su reinado sobre la mafia: un automovilista al que atacó se negó a identificarlo, y sobornó a dos miembros de jurados en dos procesos contra él por asesinato. En fecha reciente, se ha documentado la implicación del gángster Charles Carneglia y seis hombres más en el asesinato, ordenado por Gotti, de un vecino que había atropellado a su hijo.4

Prisión y muerte del último padrino

En 1990 fue detenido junto con Sammy Bull por el FBI gracias a grabaciones mediante micrófonos ocultos, pero el golpe definitivo llegó cuando Sammy Bull se convirtió en testigo del Gobierno y respaldó las acusaciones sobre a su anterior jefe. Las grabaciones de Gotti revelan a un personaje muy en la línea de la imagen cinematográfica de la Cosa Nostra, egocéntrico, vestido con carísimos trajes, amigo de dar largas peroratas acerca de la lealtad y la traición, y explicando uno de sus múltiples asesinatos porque la víctima "no vino cuando le llamé".
El juicio se celebró bajo grandes medidas de seguridad, por las cuales el jurado permaneció anónimo y ni el mismo juez conocía la identidad de sus miembros. Finalmente, fue condenado a cadena perpetua por 14 delitos de asesinato, evasión de impuestos y extorsión.5 Siguió dirigiendo la familia desde la cárcel a través de su hijo John Junior, hasta que esté se entregó a las autoridades y confesó varios delitos de extorsión, juego ilegal y fraude y fue sentenciado a seis años.
Gotti murió a los 61 años de edad, en un hospital penitenciario adonde había sido trasladado desde la cárcel de alta seguridad de Marion, en Illinois, en la que había pasado los últimos años de su agitada vida. Pero fue un cáncer de garganta, no la navaja de un rival ni una bala del FBI, el que le llevó al último agujero tras una historia típica de la mejor serie negra.
John Gotti fue sin duda uno de los casos más mediáticos del mundo de la mafia. Su carisma, elegancia y don de gentes le convirtieron en un ídolo, un mito alabado por miles de seguidores.
Conocido como «don apuesto» por la elegancia con que vestía los trajes de 2.000 dólares, obra de la tiza y la tijera de Brioni, y «don Teflón» por su endiablada facilidad (ayudado por una legión de abogados) para irse de rositas de los tribunales de justicia, y temido sobre todo por su firmeza a la hora de ejecutar a los que le «molestaban», John Gotti fue último gran «capo» mafioso americana. Llegó a la cima del crimen organizado en Estados Unidos al estilo de los grandes capos y con la capacidad de maquinación y la falta de escrúpulos a la hora de derramar sangre ajena que Francis Ford Coppola retrató, con tan estremecedor pulso, en la saga de «El padrino», basada en las grandes familias de la mafia italoamericana que controlaron el crimen organizado en las grandes ciudades americanas durante varias décadas. De hecho, a Gotti no le desagradaba que le compararan con el mítico Al Capone; pero Gotti pertenecía a otra época, y su fama y su poder nunca volaron tan alto como los del rey del hampa de Chicago.6

http://es.wikipedia.org/wiki/John_Gotti 




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