La Cosa Nostra es una sociedad secreta criminal siciliana desarrollada originalmente a mediados del siglo XIX en Sicilia, Italia.
Cosa Nostra es como se denomina la organización de la Mafia de origen siciliano en los Estados Unidos, en donde cada barrio, ciudad o hasta estado es dirigido por una «familia», que está subdividida en rangos desde simples soldati, pasando por capos y consiglieri hasta llegar al más alto estatus dentro de la familia.
El 6 de septiembre de 1860, Garibaldi sería recibido como un héroe en Nápoles por una multitud enfervorizada, y el mes siguiente entregaría sus conquistas al rey de Italia. Pero estas pronto empezarían a parecer insustanciales dada la violenta relación que mantendrían Sicilia y el reino de Italia. La incorporación de Sicilia a la nación trajo consigo una epidemia de conspiraciones, robos, asesinatos y ajustes de cuentas y, sobre todo, una enorme y airada resistencia popular que produciría una secuencia de continuas revueltas contra la invasión italiana en el transcurso de la década.
Fue durante los agitados años de 1860 cuando la clase dominante del Reino de Italia oyó hablar por primera vez de la mafia de Sicilia.
Al contrario de lo que dice la creencia popular, la mafia siciliana surgió en realidad durante mediados del siglo XIX, al mismo tiempo que la aparición del nuevo Estado Italiano. Italia no llegó a ser un estado soberano hasta este momento, y fueron la industrialización y el comercio los que trajeron este cambio y supuso la auténtica fuerza que impulsó el desarrollo de la mafia siciliana. La mafia siempre ha sido más fuerte al oeste de la isla, especialmente alrededor de la ciudad de Palermo, su lugar de nacimiento. Palermo era, y todavía es, el centro industrial, comercial y político de la isla de Sicilia, por lo que la mafia situó su base aquí, en contraposición con el medio rural, que se encontraba subdesarrollado en términos económicos.
La mayor fuente de exportaciones, así como de riqueza de la isla desde la cual brotó la mafia, eran las grandes fincas de naranjales y limoneros que se extendían desde los mismos muros de la ciudad de Palermo.
Dos pilares del modo de vida británico desempeñaron un importante papel en esta expansión. Desde 1795, la Royal Navy hacía tomar limón a las tripulaciones de sus barcos como remedio para el escorbuto. Ya en 1840 se inició la producción comercial, en una escala menor, de otro cítrico, el aceite de bergamota, utilizado para aromatizar el té de la variedad Earl Grey. Ambos productos eran exportados desde Sicilia. Las naranjas y limones se enviaban a Nueva York y a Londres. En 1834 se exportaron más de cuatrocientas mil cajas de limones; en 1850 la cifra aumentó a 750.000. A mediados de la década de 1880 llegaba cada año a Nueva York la asombrosa cantidad de 2.500.000 cajas de cítricos italianos, la mayoría procedentes de Palermo. En 1860, el año de la expedición de Garibaldi, se calculaba que los limonares de Sicilia eran los campos más rentables de toda Europa, superando incluso a las huertas de frutales de los alrededores de París.
Las plantaciones de cítricos del siglo XIX eran negocios modernos que exigían un elevado nivel de inversión inicial. Los limoneros son también extremadamente vulnerables. Incluso una breve interrupción del suministro de agua puede tener efectos devastadores. El vandalismo, ya sea contra los árboles o contra sus frutos, constituye un riesgo constante. Fue esta combinación de vulnerabilidad y elevados beneficios la que creó el entorno perfecto para los negocios de protección de la mafia. Todos estos factores influirían en el rápido desarrollo de esta.
La Cosa Nostra se encargaba al principio de la protección de dichas fincas. Los dueños de estas necesitaban a la mafia por su protección, y la mafia necesitaba a los contactos políticos de estos para poder operar libremente. De hecho, según algunas fuentes, los miembros de la aristocracia gobernante eran también miembros de la «secta» (el nombre con el que se conocía a la mafia en el siglo XIX), entre ellos, el barón Turrisi Colonna, que escribió el primer relato sobre la organización criminal de Sicilia de 1864. En 1890, los hermanos Mattanga, nacidos en Palermo, controlaban el tráfico del puerto de Nueva Orleans.1
Durante el fascismo en Italia, Cesare Mori, prefecto de Palermo, usó los poderes especiales que le fueron otorgados para procesar a la mafia, forzando a muchos mafiosos a huir al extranjero o arriesgarse a ser encarcelados. Muchos huyeron a los Estados Unidos, entre ellos Joseph Bonanno, alias Joe Bananas, que llegaría a dominar la rama estadounidense de la mafia. El alumbramiento de Cosa Nostra, como se iba a conocer a la mafia de origen ítaloestadounidense, se produjo el 12 de noviembre de 1908.1 Inicialmente, se constituyó como una filial de la mafia siciliana, entonces dirigida por Don Vito Cascio Ferro, jefe de todos los jefes. Pero en poco tiempo llegó a convertirse en la más fabulosa organización criminal del planeta. A mediados de 1970, su poder era similar al atesorado por los magnates de Wall Street.1
Estados Unidos se aprovechó cínicamente de las circunstancias y usaron las conexiones italianas de los mafiosos estadounidenses durante la invasión de Sicilia e Italia de 1943. Lucky Luciano y otros miembros de la mafia, que habían sido encarcelados durante su estancia en Estados Unidos, de repente se volvieron unos valiosos patriotas y la inteligencia militar usó las influencias de Luciano para facilitar el avance de las tropas estadounidenses.
Otro supuesto beneficio adicional (desde la perspectiva estadounidense), era que muchos de los mafiosos italoestadounidenses eran anti-comunistas, ya que la mafia no podía permitirse otra forma de organización social en el corazón de Sicilia, teniendo el monopolio del poder y la violencia en la isla. Fueron, por tanto, vistos como valiosos aliados por los anti-comunistas estadounidenses, que supuestamente los usaron para erradicar cualquier rastro de socialismo y comunismo de la industria naval estadounidense, los movimientos de resistencia durante la guerra, y, tras esta, en muchos de los gobiernos regionales y locales en los que la mafia tenía influencia.
Según el experto en tráfico de drogas Alfred W. McCoy, a Luciano se le permitió dirigir su red criminal desde la celda a cambio de su ayuda. Tras la guerra, fue recompensado siendo extraditado a Italia, en donde pudo seguir su carrera criminal sin estorbos. En 1946, se marchó a Sicilia para continuar con sus actividades, y según el libro de McCoy,2 Luciano llevó a cabo una alianza crucial con la mafia de Córcega, liderando el desarrollo de una vasta red internacional de tráfico de heroína, inicialmente traída desde Turquía y con base en Marsella (la llamada 'Conexión Francesa').
Más tarde, cuando Turquía empezó a eliminar su producción de opio, utilizó sus contactos con los corsos para establecer un diálogo con mafiosos corsos expatriados en Vietnam del Sur. En colaboración con los líderes de la mafia estadounidense, entre ellos Santo Trafficante Jr., Luciano y sus sucesores se aprovecharon del caótico estado del país, durante la Guerra de Vietnam para establecer una inexpugnable base de suministro y distribución en el "Golden Triangle", que pronto conduciría enormes cantidades de heroína asiática a Estados Unidos, Australia y otros países a través de los militares estadounidenses.
Benito Mussolini atacó implacablemente a la mafia, encarcelando a cualquier hombre del que se tuviera la más mínima sospecha de ser un mafioso. La mafia no recuperó su poder hasta después de la rendición de Italia en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en los ochenta y noventa, una serie de disputas internas llevaron a la muerte a muchos miembros destacados de la mafia.
Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, la mafia se convirtió en un Estado dentro del Estado. Sus tentáculos ya no abarcaban solo a Sicilia, sino casi a toda la estructura económica de Italia, y de usar escopetas de cañones recortados, pasó a disponer de armamento más expeditivo: revólveres del calibre .357 Magnum, fusiles lanzagranadas, bazookas, explosivos. La mafia y otras sociedades secretas del crimen organizado formaron un sistema de vasos comunicantes. En la Logia Masónica P-2, representada por el gran maestre Licio Gelli, había ministros, parlamentarios, generales, jueces, policías, banqueros, aristócratas e incluso mafiosos.
En 1992, la mafia siciliana asesinó al juez italiano Giovanni Falcone haciendo estallar mil kilogramos de explosivos colocados bajo la autopista que une Palermo con el aeropuerto ahora llamado Giovanni Falcone. Murieron él, su esposa Francesca Morvilio y tres escoltas.
En 1993, cinco ex presidentes de Gobierno, muchísimos ministros y más de 3000 políticos y empresarios fueron acusados, procesados o condenados por corrupción y asociación con la mafia. Uno de los implicados en el «Maxiproceso», Francesco Madonia ―jefe de la Democracia Cristiana y miembro de la Honorable Sociedad―, hubo de resignarse con la requisa de 250 cuentas bancarias, 200 edificios, 60 empresas, 265 automóviles, 45 fincas rústicas y varios yates. Se trataba de un mensaje de la mafia al viejo Andreotti, expresidente del Gobierno, por no impedir la encarcelación masiva de sus miembros. La mafia no perdona nunca, como ya no podrán atestiguar los banqueros Michele Sindona y Roberto Calvi, dos magos de las finanzas del Vaticano, la mafia y otras instituciones de Italia. Fueron asesinados por un arrebato de codicia: quisieron apropiarse del dinero de la mafia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Cosa_Nostra
Cosa Nostra es como se denomina la organización de la Mafia de origen siciliano en los Estados Unidos, en donde cada barrio, ciudad o hasta estado es dirigido por una «familia», que está subdividida en rangos desde simples soldati, pasando por capos y consiglieri hasta llegar al más alto estatus dentro de la familia.
Origen histórico
Palermo se convirtió en ciudad italiana el 7 de junio de 1860, cuando según los términos establecidos en el alto el fuego, dos largas columnas de tropas derrotadas abandonaron en barco discretamente la región regresando al sur de la península. Hasta aquel día, Sicilia había sido gobernada desde Nápoles como parte del reino borbónico que abarcaba la mayor parte del sur de Italia. En mayo de 1860, Giuseppe Garibaldi y unos mil voluntarios (los famosos Camisas Rojas) invadieron la isla con el próposito de unirla a la nueva nación de Italia.El 6 de septiembre de 1860, Garibaldi sería recibido como un héroe en Nápoles por una multitud enfervorizada, y el mes siguiente entregaría sus conquistas al rey de Italia. Pero estas pronto empezarían a parecer insustanciales dada la violenta relación que mantendrían Sicilia y el reino de Italia. La incorporación de Sicilia a la nación trajo consigo una epidemia de conspiraciones, robos, asesinatos y ajustes de cuentas y, sobre todo, una enorme y airada resistencia popular que produciría una secuencia de continuas revueltas contra la invasión italiana en el transcurso de la década.
Fue durante los agitados años de 1860 cuando la clase dominante del Reino de Italia oyó hablar por primera vez de la mafia de Sicilia.
Al contrario de lo que dice la creencia popular, la mafia siciliana surgió en realidad durante mediados del siglo XIX, al mismo tiempo que la aparición del nuevo Estado Italiano. Italia no llegó a ser un estado soberano hasta este momento, y fueron la industrialización y el comercio los que trajeron este cambio y supuso la auténtica fuerza que impulsó el desarrollo de la mafia siciliana. La mafia siempre ha sido más fuerte al oeste de la isla, especialmente alrededor de la ciudad de Palermo, su lugar de nacimiento. Palermo era, y todavía es, el centro industrial, comercial y político de la isla de Sicilia, por lo que la mafia situó su base aquí, en contraposición con el medio rural, que se encontraba subdesarrollado en términos económicos.
La mayor fuente de exportaciones, así como de riqueza de la isla desde la cual brotó la mafia, eran las grandes fincas de naranjales y limoneros que se extendían desde los mismos muros de la ciudad de Palermo.
Origen económico
En cuanto a la agricultura, Sicilia siempre había destacado por el amarillo dorado de las montañas del interior de la isla, propiedades productoras de cereales. El otro color de Sicilia tenía un origen más reciente. Cuando los árabes conquistaron Sicilia en el siglo IX, llevaron consigo el cultivo de cítricos cuyas hojas tiñeron la franja costera septentrional y oriental de la isla de un color verde oscuro. Los métodos de la mafia se perfeccionaron durante un período de rápido crecimiento de la industria de los cítricos. A mediados del siglo XIX, un largo período de expansión de los cítricos hizo que la franja verde oscuro de Sicilia se ensanchara.Dos pilares del modo de vida británico desempeñaron un importante papel en esta expansión. Desde 1795, la Royal Navy hacía tomar limón a las tripulaciones de sus barcos como remedio para el escorbuto. Ya en 1840 se inició la producción comercial, en una escala menor, de otro cítrico, el aceite de bergamota, utilizado para aromatizar el té de la variedad Earl Grey. Ambos productos eran exportados desde Sicilia. Las naranjas y limones se enviaban a Nueva York y a Londres. En 1834 se exportaron más de cuatrocientas mil cajas de limones; en 1850 la cifra aumentó a 750.000. A mediados de la década de 1880 llegaba cada año a Nueva York la asombrosa cantidad de 2.500.000 cajas de cítricos italianos, la mayoría procedentes de Palermo. En 1860, el año de la expedición de Garibaldi, se calculaba que los limonares de Sicilia eran los campos más rentables de toda Europa, superando incluso a las huertas de frutales de los alrededores de París.
Las plantaciones de cítricos del siglo XIX eran negocios modernos que exigían un elevado nivel de inversión inicial. Los limoneros son también extremadamente vulnerables. Incluso una breve interrupción del suministro de agua puede tener efectos devastadores. El vandalismo, ya sea contra los árboles o contra sus frutos, constituye un riesgo constante. Fue esta combinación de vulnerabilidad y elevados beneficios la que creó el entorno perfecto para los negocios de protección de la mafia. Todos estos factores influirían en el rápido desarrollo de esta.
La Cosa Nostra se encargaba al principio de la protección de dichas fincas. Los dueños de estas necesitaban a la mafia por su protección, y la mafia necesitaba a los contactos políticos de estos para poder operar libremente. De hecho, según algunas fuentes, los miembros de la aristocracia gobernante eran también miembros de la «secta» (el nombre con el que se conocía a la mafia en el siglo XIX), entre ellos, el barón Turrisi Colonna, que escribió el primer relato sobre la organización criminal de Sicilia de 1864. En 1890, los hermanos Mattanga, nacidos en Palermo, controlaban el tráfico del puerto de Nueva Orleans.1
Durante el fascismo en Italia, Cesare Mori, prefecto de Palermo, usó los poderes especiales que le fueron otorgados para procesar a la mafia, forzando a muchos mafiosos a huir al extranjero o arriesgarse a ser encarcelados. Muchos huyeron a los Estados Unidos, entre ellos Joseph Bonanno, alias Joe Bananas, que llegaría a dominar la rama estadounidense de la mafia. El alumbramiento de Cosa Nostra, como se iba a conocer a la mafia de origen ítaloestadounidense, se produjo el 12 de noviembre de 1908.1 Inicialmente, se constituyó como una filial de la mafia siciliana, entonces dirigida por Don Vito Cascio Ferro, jefe de todos los jefes. Pero en poco tiempo llegó a convertirse en la más fabulosa organización criminal del planeta. A mediados de 1970, su poder era similar al atesorado por los magnates de Wall Street.1
Estados Unidos se aprovechó cínicamente de las circunstancias y usaron las conexiones italianas de los mafiosos estadounidenses durante la invasión de Sicilia e Italia de 1943. Lucky Luciano y otros miembros de la mafia, que habían sido encarcelados durante su estancia en Estados Unidos, de repente se volvieron unos valiosos patriotas y la inteligencia militar usó las influencias de Luciano para facilitar el avance de las tropas estadounidenses.
Otro supuesto beneficio adicional (desde la perspectiva estadounidense), era que muchos de los mafiosos italoestadounidenses eran anti-comunistas, ya que la mafia no podía permitirse otra forma de organización social en el corazón de Sicilia, teniendo el monopolio del poder y la violencia en la isla. Fueron, por tanto, vistos como valiosos aliados por los anti-comunistas estadounidenses, que supuestamente los usaron para erradicar cualquier rastro de socialismo y comunismo de la industria naval estadounidense, los movimientos de resistencia durante la guerra, y, tras esta, en muchos de los gobiernos regionales y locales en los que la mafia tenía influencia.
Según el experto en tráfico de drogas Alfred W. McCoy, a Luciano se le permitió dirigir su red criminal desde la celda a cambio de su ayuda. Tras la guerra, fue recompensado siendo extraditado a Italia, en donde pudo seguir su carrera criminal sin estorbos. En 1946, se marchó a Sicilia para continuar con sus actividades, y según el libro de McCoy,2 Luciano llevó a cabo una alianza crucial con la mafia de Córcega, liderando el desarrollo de una vasta red internacional de tráfico de heroína, inicialmente traída desde Turquía y con base en Marsella (la llamada 'Conexión Francesa').
Más tarde, cuando Turquía empezó a eliminar su producción de opio, utilizó sus contactos con los corsos para establecer un diálogo con mafiosos corsos expatriados en Vietnam del Sur. En colaboración con los líderes de la mafia estadounidense, entre ellos Santo Trafficante Jr., Luciano y sus sucesores se aprovecharon del caótico estado del país, durante la Guerra de Vietnam para establecer una inexpugnable base de suministro y distribución en el "Golden Triangle", que pronto conduciría enormes cantidades de heroína asiática a Estados Unidos, Australia y otros países a través de los militares estadounidenses.
Benito Mussolini atacó implacablemente a la mafia, encarcelando a cualquier hombre del que se tuviera la más mínima sospecha de ser un mafioso. La mafia no recuperó su poder hasta después de la rendición de Italia en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en los ochenta y noventa, una serie de disputas internas llevaron a la muerte a muchos miembros destacados de la mafia.
Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, la mafia se convirtió en un Estado dentro del Estado. Sus tentáculos ya no abarcaban solo a Sicilia, sino casi a toda la estructura económica de Italia, y de usar escopetas de cañones recortados, pasó a disponer de armamento más expeditivo: revólveres del calibre .357 Magnum, fusiles lanzagranadas, bazookas, explosivos. La mafia y otras sociedades secretas del crimen organizado formaron un sistema de vasos comunicantes. En la Logia Masónica P-2, representada por el gran maestre Licio Gelli, había ministros, parlamentarios, generales, jueces, policías, banqueros, aristócratas e incluso mafiosos.
En 1992, la mafia siciliana asesinó al juez italiano Giovanni Falcone haciendo estallar mil kilogramos de explosivos colocados bajo la autopista que une Palermo con el aeropuerto ahora llamado Giovanni Falcone. Murieron él, su esposa Francesca Morvilio y tres escoltas.
En 1993, cinco ex presidentes de Gobierno, muchísimos ministros y más de 3000 políticos y empresarios fueron acusados, procesados o condenados por corrupción y asociación con la mafia. Uno de los implicados en el «Maxiproceso», Francesco Madonia ―jefe de la Democracia Cristiana y miembro de la Honorable Sociedad―, hubo de resignarse con la requisa de 250 cuentas bancarias, 200 edificios, 60 empresas, 265 automóviles, 45 fincas rústicas y varios yates. Se trataba de un mensaje de la mafia al viejo Andreotti, expresidente del Gobierno, por no impedir la encarcelación masiva de sus miembros. La mafia no perdona nunca, como ya no podrán atestiguar los banqueros Michele Sindona y Roberto Calvi, dos magos de las finanzas del Vaticano, la mafia y otras instituciones de Italia. Fueron asesinados por un arrebato de codicia: quisieron apropiarse del dinero de la mafia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Cosa_Nostra
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