Pedro Urraca Rendueles (Valladolid, 22 de enero de 1904-Madrid, 14 de septiembre de 1989[1]) fue un policía español, conocido por ser el jefe de operación de la represión organizada por la dictadura de Francisco Franco para detener a las principales autoridades de la Segunda República en el exilio.
El Golpe de Estado en España de julio de 1936 que dio lugar a la guerra civil española le sorprende en la zona republicana.[2] En 1937 consigue un ascenso profesional incorporándose a la oficina de inspección de guardia de la Dirección General de Seguridad republicana pero poco después decide pasarse al bando rebelde,[3] probablemente porque intuyó qué bando ganaría finalmente la guerra. Esta deserción la realizó en octubre primero embarcando en Valencia rumbo a la costa francesa y después a París.[2] Regresa a la zona sublevada para combatir contra la República en el bando sublevado. Sale airoso de un duro interrogatorio en Valladolid sobre su pasado republicano y en diciembre de 1937 es requerido por el Comité de Moneda Extranjera, con sede en Burgos, para viajar a Londres y París. A finales de 1939, cuando gana la plaza de agente agregado en la Embajada de España en París.[2]
Ya iniciada la Segunda Guerra Mundial, en 1940 se produjo la ocupación de Francia por las fuerzas del Eje. Con ello, miles de republicanos españoles quedaron a merced de la Gestapo. Tras esto, Urraca comenzó a dirigir una red de agentes secretos distribuidos por el país galo dedicada al espionaje y la detención de dirigentes republicanos para conducirlos a la frontera española. La lista de perseguidos es muy extensa: Julián Zugazagoitia (ministro de la Gobernación con Negrín, detenido en París, entregado y fusilado en Madrid), Manuel Portela (expresidente del Consejo de Ministros), Josep Tarradellas, Juan Morata (subsecretario de Gobernación) o Mariano Ansó (ministro de Justicia) y otros muchos.[3] También siguió los pasos de Antonio María Sbert, Joan Puig i Ferrater y Federica Montseny.[4] Fue el autor, el 13 de agosto de 1940, de la detención de Lluís Companys y ejecutó su entrega en Irún a las autoridades españolas,[2][5] que lo fusilaron semanas después, el 15 de octubre.[3]
En 1942 fue ascendido y tuvo con el control de los visados de los pasaportes de quienes solicitaban entrar en España, con lo que se aprovechó del genocidio nazi engañando y extorsionando a judíos que huían de la Francia ocupada.[4] Pedro les facilitaba los trámites y les ofrecía enviarles sus bienes después de que entraran en tierra española, pero estos casi nunca llegaban, de forma que se enriqueció considerablemente.[4] Al acabar el conflicto mundial fue condenado a muerte en 1948 por el Estado francés por su colaboración con el régimen de Vichy y la Gestapo (agente E. 8.005, alias Unamuno), pero para entonces ya hacía meses que había huido a España.[3] Además se beneficiaría de las amnistías de 1953 y 1974.[4] A su vuelta a España pasó a trabajar para el Cuerpo General de Policía, llegando a Comisario principal.[1] Se sabe que el 5 de noviembre de 1982 obtuvo un permiso para entrar en Francia.[3] No está claro cuándo se jubila: algunas fuentes hablan de 1969[3] y otras lo alargan hasta 1983 y añadiendo que los últimos años de su servicio los pasó luchando contra ETA.[4]
Falleció en Madrid el 14 de septiembre de 1989, enfermo y arruinado.
Fuente: Wikipedia

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