Parece una contradicción pero no lo es. La justicia no solamente es injusta cuando se equivoca sino sobre todo cuando sabiendo que está equivocada persiste en el error. Ahí reside la atrocidad de los jueces, que no de la justicia.
veamos unos casos donde jueces inútiles y malvados se han convertido en paradigma de la injusticia condenando a inocentes a una existencia dolorosa e injusta arruinandoles la vida o en el peor de los casos quitándosela.
veamos unos casos donde jueces inútiles y malvados se han convertido en paradigma de la injusticia condenando a inocentes a una existencia dolorosa e injusta arruinandoles la vida o en el peor de los casos quitándosela.
- El holandés Romano Liberto Van Der Dussen, puesto en libertad tras reconocer el Supremo que no violó a una mujer en agosto de 2003 en Fuengirola (Málaga)
- caso Wanninkhof: es un caso de error jurídico grave que sucedió cuando, en un ambiente de histeria popular creado por los medios de comunicación y en un juicio plagado de irregularidades por parte de las autoridades judiciales y policiales, Dolores Vázquez Mosquera fue declarada culpable por un jurado popular de la muerte de Rocío Wanninkhof, quien había sido asesinada en octubre de 1999 cerca de Mijas, provincia de Málaga. Unos años después se descubrió el error al resolverse otro asesinato posterior, el de la joven Sonia Carabantes, en agosto de 2003 y descubrirse que el ADN del asesino de Sonia Carabantes coincidía con el ADN encontrado en pruebas del caso Wanninkhof.
- James Richardson, de 77 años de edad, es un hombre natural de Florida que acaba de regresar a su ciudad natal, Arcadia, donde en 1967 fue condenado injustamente y encarcelado por las muertes por envenenamiento de sus siete hijos.
- Nunca cometió el crimen, pero los policías que lo interrogaron hicieron que se derrumbara psicológicamente hasta el punto de hacerlo confesar algo que no hizo, lo que le costó 20 años de prisión. Eso es lo que le pasó a Juan Rivera, quien fue exonerado en 2012 de su injusta condena de prisión por la violación y asesinato en 1992 de una niña de 11 años de edad, en Waukegan, Illinois. Rivera fue hallado culpable en tres ocasiones, a pesar de que las pruebas de ADN vinculaban la violación con otra persona. En la tercera revisión de caso, el juez dictaminó que no podía ser encontrado culpable más allá de una duda razonable.
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