Desde pequeñito me enseñaban en la escuela, la gloria y grandeza del imperio romano, del sacro imperio romano germánico, del imperio mongol, Chino, Macedonio, Persa, etc, etc y más recientemente, del imperio español, inglés y francés. Por supuesto estas glorias venían acompañadas de construcciones como los acueductos, anfiteatros, circos, catedrales, grandes murallas y palacios y castillos sin cuento que engrandecían y enriquecen nuestro patrimonio cultural.
Personajes como Gengis Khan, Alejandro Magno, Cesar Augusto, Cristobal Colon, Qin Shi Huang, Carlomagno y tantos otros que según nuestros insignes educadores contribuyeron a unir los pueblos y a modernizar salvajes llevando la religión y la cultura a sitios donde solo había oscuridad.
Sin embargo creo que ya es hora de desenmascarar a toda esta caterva de asesinos en serie, de psicópatas en el poder.
Su situación de privilegio les permitía dar rienda suelta a su desmesurada ambición, a sus instintos más salvajes y poder perpetrar desde allí el multicrimen perfecto.
Podían asesinar pueblos y más pueblos sin que nadie se les opusiera y no solamente eso, sino que además, se adornaban con un aura de impunidad que les aseguraba una fama de héroes y prohombres que aún pervive en nuestros días.
No señores. Basta ya de mentir. Cesar, Alejandro, CarloMagno, Constantino el grande. Todos eran asesinos. Psicópatas mortales comparables solamente a los más recientes Stalin, Mao, Hitler, Pol Pot, Idi Amin o Harry Truman. Sí señores,Truman, el inventor de la destrucción masiva moderna lanzando dos bombas atómicas con el pretexto de acabar con una guerra ya finalizada y al que nadie llevó a juicio.
Dejemos ya de llamar conquistadores a esta gente y llamemosles por su verdadero nombre: Psicópatas, genocidas, criminales, asesinos. El que ustedes prefieran.
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