Agha Mohamed restauró la unidad que Persia no tenía, desde la caída de la dinastía safávida. Fue, sin embargo, un hombre de violencia extremada que mató a casi todos los que podían ser un peligro para su poder. En 1795 devastó el reino de Kartli-Kajetia (Georgia oriental), un reino al norte de Persia, que anteriormente había sido parte del imperio safávida. Redujo Tiflis a cenizas y masacró a su población cristiana, como había hecho con sus súbditos musulmanes. Ese mismo año tomó también Jorasán. El Shah roj, gobernante de Jorasán y nieto de Nadir Sah, fue torturado hasta la muerte debido a que Agha Mohamed pensó que sabía algo de los legendarios tesoros de Nadir.
Fuente: Wikipedia
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