viernes, 1 de septiembre de 2017

Alice Lakwena




Alice Auma (Lakwena)
Alice Auma (1956 - 17 de enero de 2007) fue un espíritu-médium Acholi que, como jefe del Movimiento Espíritu Santo (HSM), dirigió una rebelión milenaria contra las fuerzas gubernamentales ugandesas del Presidente Yoweri Museveni desde agosto de 1986 hasta noviembre de 1987. El espíritu primario que supuestamente canalizó fue el de un oficial muerto del ejército llamado "Lakwena", que significa mensajero, que los acholi creen ser una manifestación del Espíritu Santo cristiano. [1] La persona combinada de Alice Auma que canaliza el alcohol Lakwena se refiere a menudo como "Alice Lakwena".

Después de una serie de espectaculares victorias, Auma llevó el Movimiento del Espíritu Santo (HSM) hacia el sur de Acholiland hacia Kampala. Allí, obtuvo mucho apoyo de otros grupos étnicos que tenían quejas con el gobierno Museveni. Sin embargo, los reveses militares posteriores sufridos por el HSM incitaron a algunos seguidores a acusar a Auma de ser una bruja y de usar los espíritus para fines destructivos. Cuando el HSM sufrió su derrota final bajo fuego de artillería en los bosques cerca de Kampala, Auma huyó y afirmó que Lakwena la había dejado.
Auma vivió en el campo de refugiados de Ifo cerca de Dadaab, en el norte de Kenia, por el resto de su vida, y afirmó haber sido abandonada por los espíritus. En noviembre de 2004, estuvo implicada en el tráfico de niños de Gulu al campo de refugiados. En 2006, afirmó haber descubierto una cura para el VIH / SIDA. Auma murió el 17 de enero de 2007, después de haber estado enfermo durante una semana con una enfermedad desconocida que se afirma ser VIH / SIDA.
El mando del movimiento lo recogió su primo Joseph Kony, que no ha podido convencer a la comunidad internacional de que el LRA no es un grupo terrorista, culpable de secuestrar a unos 20.000 niños y niñas y convertirlos en luchadores o esclavas sexuales. Se dice que el propio Kony tenía un harén de 60 muchachas.
El líder del LRA ha seguido manteniendo en su retórica la línea de Lakwena: "No me comunico con Museveni por teléfono, sino mediante los santos espíritus". 





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