viernes, 10 de mayo de 2019

Julio César Arana del Águila

Julio César Arana del Águila



Julio César Arana del Águila (RiojaSan Martín1864 - Magdalena del MarLima1952). fue un empresario cauchero y político peruano. Amasó una cuantiosa fortuna con la explotación del caucho en la región amazónica. Su empresa, la Casa Arana, se convirtió en 1907 en la Peruvian Amazon Rubber Company, con participación de capitales británicos y con sede en Londres. Al desatarse los llamados “escándalos del Putumayo”, en la región fronteriza entre Perú y Colombia, fue sindicado como el responsable de la explotación y la muerte de miles de indígenas amazónicos, a los que empleaba como trabajadores esclavizados. Los resultados de una investigación realizada por Roger Casement, a instancias del gobierno británico, motivaron que fuera procesado judicialmente, pero el inicio de la primera guerra mundial frustró el proceso. Llegó a ser senador por Loreto y presidente de la Cámara de Comercio de esa región.
En 1899, Arana observó que a lo largo del Putumayo, zona toda ella cauchera, había una extensa población indígena; imaginó entonces las grandes ventajas que le reportaría una mano de obra esclava a fin de competir hasta la destrucción de sus rivales más inmediatos, los Casa Suárez, Fitzcarrald, Vaca Díez y demás "siringueros" o extractores de caucho. Aprendió los procedimientos criminales de la "Calderón", compañía cauchera del Putumayo que, a partir de 1900, esclavizaba a los indígenas para colocarse en envidiable situación productiva. Los infelices habitantes naturales de las riberas de los ríos Cara-paraná, al alto Cahuinarí e Igara-paraná –es decir, los huitoto, andoque, bora y nonuya– fueron utilizados para la extracción de goma, su carga y transporte y los oficios propios de los campamentos. Sus tradiciones como el cultivo, la caza y otras actividades propias de sus comunidades les fueron entonces prohibidas.1
Sus éxitos comerciales catapultaron a Arana a la alcaldía de Iquitos en 1902. A partir de esa fecha asumió diversos cargos públicos, entre ellos el de presidente de la Cámara de Comercio y de la Junta Departamental.
La bonanza de sus negocios lo llevó a instalar una sucursal en ManaosBrasil, en 1903, con la intención de evitar la intromisión de agentes comisionistas. Dueño ya de una sustanciosa fortuna, constituyó la sociedad J.C. Arana y Hnos. y rápidamente adquirió la cesión de derechos de los ocupantes de muchos gomales, llegando a tener hasta 45 centros de recolección. No bastándole los negocios en territorioperuano, abrió exitosamente agencias en Londres y Nueva York, sustituyendo la sociedad familiar por la Peruvian Amazon Rubber Company, constituida en Londres en 1907 y respaldada con un capital de £1.000.000. En esta nueva compañía se mantuvo como gerente, asesorado por cuatro directores ingleses.
Su creciente poder le permitió adquirir gran número de explotaciones caucheras en la margen colombiana del Putumayo. Sus anteriores propietarios alegaron ante el gobierno colombiano que el método de adquisición de Arana consistía en la amenaza directa con sus hombres armados. El Gobierno colombiano desoyó estas protestas. Los competidores de Arana contribuyeron entonces a difundir su fama de desalmado genocida. Esta imagen del cauchero sin escrúpulos sirve al argumento, años después, de la novela "La vorágine", del colombiano José Eustasio Rivera, cuyo escenario es la frontera del Perú y Colombia. Rivera se valió de testimonios directos para escribir su célebre relato.
En las explotaciones caucheras de la Peruvian Amazon Rubber Co., guardias armados obligaban a los indígenas al trabajo sin descanso. Había allí dependencias donde se les torturaba si no aportaban las cantidades de caucho requeridas.
En 1904 contrató a doscientos guardianes de Barbados y les encomendó la tarea de acorralar a cualquiera que intentara escapar (...) Los caucheros, a quienes se les permitía 'civilizar' a los indios, atacaban al alba, atrapando a sus víctimas en las malocas y ofreciéndoles regalos como excusa a su esclavitud. Una vez en garras de deudas que no podían comprender y a riesgo de la vida de sus familias, los huitotostrabajaban para producir una sustancia que no podían usar. Los que no cumplían con su cuota, los que veían que la aguja de la balanza no pasaba de la marca de los diez kilos, caían de bruces a la espera del castigo. A unos los golpeaban y azotaban, a otros les cortaban las manos o los dedos. Se sometían, porque si oponían resistencias sus esposas y sus hijos pagarían por ello."2
Fuente: Wikipedia


No hay comentarios:

Publicar un comentario