miércoles, 3 de enero de 2018

Henry Morton Stanley

Henry Morton Stanley (Denbigh, Gales28 de enero de 1841-LondresInglaterra10 de mayo de 1904; nacido John Rowlands) fue un explorador y periodistabritánico nacionalizado estadounidense, famoso por sus expediciones a la entonces misteriosa África Central, en una de las cuales encontró al desaparecido David Livingstone.
Henry Morton Stanley


Stanley nació en Denbigh, País de Gales, cuando su madre, Elizabeth Parry, tenía 19 años. Según su certificado de nacimiento era hijo ilegítimo y el estigma de la ilegitimidad supuso una pesada carga para él durante toda su vida. Tuvo una infancia llena de maltratos y de lucha por su existencia. Fue criado por su abuelo hasta la edad de cinco años, y cuando este murió, vivió durante un corto período con algunos primos y sobrinos maternos, pero poco después fue enviado a St. Asaph Union Workhouse, institución de acogida para, sin que Stanley supiera quiénes eran. Allí permaneció hasta los quince años, momento en que huye de la institución y marcha a su aldea natal. Aquí completa una educación elemental y colabora como ayudante de profesor en una escuela nacional. En 1859, es contratado en el puerto de Liverpool, en el barco Windermeer, con rumbo a Nueva Orleans. En el barco también sufre una dura travesía, que le lleva a saltar a tierra en cuanto avistan Nueva Orleans, sin esperar a cobrar sus jornales pendientes.
En Nueva Orleans, tomó el apellido Stanley al ser adoptado por un comerciante norteamericano, y poco después participó en la Guerra Civil Americana.
Al finalizar la guerra, comenzó su carrera como periodista, escribiendo como corresponsal desde el oeste americano. En 1867 entrevistó a la leyenda del salvaje oeste Wild Bill Hickok. En 1868 acompañó como cronista a las tropas británicas a Abisinia, en la expedición que realizaban los ingleses contra el Negus Teodoro II de Etiopía, más tarde emprendió expediciones al Imperio otomano, visitando GreciaEsmirnaBeirut y Alejandría; también es enviado a España, donde presencia la guerra carlista y asiste a la caída de la reina Isabel II y aprende un perfecto español.1

Stanley fue contratado por el ambicioso rey Leopoldo II de Bélgica, que en 1876 había organizado una asociación científica y filantrópica internacional, a la que había denominado Sociedad africana internacional, que encubría una empresa particular del rey. El rey exponía sus intenciones de introducir la civilización occidental y la religión en esa parte de África, pero ocultaba su deseo de apropiarse de las tierras en beneficio propio. Stanley regresó al Congo por mandato del rey y negoció con los jefes tribales para obtener concesiones de terrenos. Construyó algunas carreteras para abrir el país. De esta manera, Stanley, que ya tenía antecedentes de maltrato, desprecio e inclusive asesinato de los nativos, contribuyó a una de las páginas más oscuras de la historia del siglo XIX (ver Estado Libre del Congo).

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