miércoles, 7 de junio de 2017

Carlos Castillo Armas

Carlos Alberto Castillo Armas (Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla 4 de noviembre de 1914 - Casa Presidencial de Guatemala, 26 de julio de 1957). Fue un militar golpista y político guatemalteco. Presidente de Guatemala desde el 8 de julio de 1954 hasta su asesinato en julio de 1957 en el interior de la casa presidencial. Fue conocido por liderar el Golpe de Estado en Guatemala de 1954 organizado por la CIA de Estados Unidos.

Nació en la sureña ciudad de Santa Lucía Cotzumalguapa, municipio de Escuintla. Asistió y se graduó como oficial en la Escuela Politécnica, para posteriormente entrenarse en la base militar de Fort Leavenworth, Kansas, Estados Unidos, donde estableció lazos de amistad con varios militares de aquel país.
En 1944 participó en movimientos contra el presidente Jorge Ubico, y durante la Revolución de 1944 en Guatemala derrocó al general Federico Ponce Vaides del poder. Esto le sirvió para ser designado como el Director de la Escuela Politécnica. Desde este puesto, se perfiló como férreo opositor a la dirección liberal que el país estaba tomando bajo el mandato del doctor Juan José Arévalo,1 y adherirse al liderazgo del coronel Francisco Javier Arana.

Carlos Castillo Armas
Entre 1950 y 1955, durante el gobierno del general Eisenhower en Estados Unidos, se llevó a cabo una cacería de brujas de comunistas, conocida como Macartismo, la cual se caracterizaba por perseguir a personas inocentes por simples sospechas, con acusaciones infundadas, interrogatorios, pérdida del trabajo y negación del pasaporte a los sospechosos de comunismo,7 o encarcelados.8 Estos mecanismos de control social y de represión en Estados Unidos bordearon peligrosamente el totalitarismo y métodos fascistas.9
Uno de los principales personajes del Macartismo era John Peufiroy, quien fue enviado como Embajador de los Estados Unidos a Guatemala, ya que éste era el primer país de la esfera de influencia norteamericana tras la Segunda Guerra Mundial que incluía elementos abiertamente comunistas en su gobierno.10 Llegó procedente de Grecia, en donde ya había realizado una considerable actividad anticomunista, y se instaló como Embajador en noviembre de 1953;10 para entonces, Castillo Armas, ya estaba organizando a su pequeño ejército revoucionario.11 Tras una larga reunión, Peurifoy le dejó claro al presidente Jacobo Arbenz que los Estados Unidos únicamente se preocupaban por remover elementos comunistas de su gobierno11 y luego reportó al Departamento de Estado norteamericano que «el líder guatemalteco no es comunista, pero que seguramente vendrá un líder comunista después de él»,12 y en enero de 1954 le dijo a la revista Time: «la opinión pública estadounidense podría forzarnos a tomar algunas medidas para evitar que Guatemala caiga en la órbita del comunismo internacional».12
El gobierno de Dwight Eisenhower consideró un atropello que el gobierno de Guatemala se tomase en serio los libros de contabilidad de la United Fruit Company, y lo hace saber a Arbenz mediante Peurifoy. Arbenz pretendió pagar, como indemnización, el valor que la propia empresa había atribuido a sus tierras.13 John Foster Dulles, Secretario de Estado, y fuerte accionista de la UFCO, exige veinticinco veces más.14 Paradójicamente, Jacobo Arbenz -acusado de conspiración comunista- no se había inspirado en los trabajos de Lenin sino en los de Abraham Lincoln para impulsar la reforma agraria mediantel el decreto 900, el cual se proponía modernizar el capitalismo en Guatemala y era más moderado que las leyes rurales norteamericanas del siglo XIX.
El 19 de febrero de 1954, la CIA comienza la Operación WASHTUB, un plan para plantar armas soviéticas falsas en Nicaragua que demostrarían los nexos de Guatemala a Moscú.15 16
Con el apoyo de los Estados Unidos, bajo el mando del coronel Castillo Armas que se encontraba exilado en Honduras, de Juan Córdova Cerna, director de la CIA en Centro América, y el Cristo Negro de Esquipulas como Capitán General de la Cruzada Liberacionista, se inició la invasión.

Invasión

Poco antes de la invasión, y para prepararla, el secretario de Estado John Foster Dulles, que era también abogado de la United Fruit, había pedido en la X Conferencia de Cancilleres de la OEA en Caracas una sanción política contra Guatemala. Ante la resistencia de algunos países, Dulles se prodigó en amenazas y chantajes. Según Guillermo Toriello, canciller de Árbenz, «al canciller de Bolivia lo amenazaron con cancelar la promesa de un crédito de catorce millones de dólares. Al canciller del Ecuador lo chantajearon también, amenazándolo con no darle a su país el crédito pendiente de ocho millones de dólares para la construcción de carreteras».
A las 20:00 del 18 de junio las fuerzas del coronel Castillo Armas cruzaron la frontera. Divididas en cuatro grupos, de unos 480 soldados entraron a través de cinco puntos a lo largo de la frontera hondureña y salvadoreña, para simular mayor número de soldados de un amplio frente y para reducir la posibilidad de que toda la tropa entera se encaminara por un único camino desfavorable. Además de estas tropas regulares, diez saboteadores entrenados en Estados Unidos fueron delante explotando los puentes claves y cortando las líneas de telégrafo. Todas las fuerzas de invasión fueron instruidas para reducir al mínimo encuentros reales con el ejército guatemalteco, sobre todo para evitar dañar la imagen del ejército nacional contra los invasores. El desarrollo entero de la invasión fue expresamente diseñado para:
  • Sembrar el pánico
  • Dar la impresión de poseer fuerzas insuperables
  • Atraer la población y a los militares a su lado, antes que derrotarlos
Durante la invasión, la propaganda radiofónica que transmitía Lionel Sisniega Otero desde la embajada norteamericana enviaba falsos informes de enormes fuerzas que se unían a la población local en una revolución popular. Pero casi inmediatamente, las fuerzas de Castillo Armas fracasaron rotundamente: movilizándose a pie y obstaculizados por su pesado equipo no dieron impresión alguna de ser una fuerza poderosa. Esto debilitó el impacto psicológico de la invasión inicial, pues los guatemaltecos comprendieron que no había peligro inmediato; además, uno de los primeros grupos que llegaron a su objetivoa , fueron aplastados por un pequeño contingente de treinta soldados del ejército guatemalteco y sólo veintiocho rebeldes pudieron escapar.
Una derrota mayor sobrevino al grupo de ciento setenta rebeldes que emprendieron la tarea de capturar la protegida ciudad costera de Puerto Barrios: después de que el jefe de policía descubriese a los invasores, rápidamente armó a trabajadores portuarios locales y les asignó papeles defensivos; en cuestión de horas casi todos los rebeldes fueron muertos o apresados, el resto huyó de regreso a Honduras. Tras tres días de supuesta invasión, dos de los cuatro grupos golpistas de Castillo estaban vencidos. Intentando recuperar el ímpetu, Castillo ordenó un ataque aéreo sobre la capital al día siguiente, que fracasó puesto que sólo un avión logró bombardear una pequeña cisterna de petróleo, creando un fuego menor sofocado en veinte minutos.17
Después de estos fracasos rebeldes, el presidente Arbenz mandó a su comandante militar que permitiese a los rebeldes adentrarse en el país, ya que tanto él como su comandante principal no temían al ejército rebelde pero estaban preocupados de que si eran aplastados darían un pretexto para una intervención abierta militar norteamericana, como ya les había amenazado el embajador Peurifoy. La clase oficial, temerosa del ataque norteamericano, no quiso contraatacar y derrotar la diezmada tropa de Castillo.b Arbenz temió que sus oficiales intimidados pactaran con Castillo; lo cual se confirmó cuando una guarnición entera del ejército se rindió ante Castillo unos días más tarde en la ciudad de Chiquimula. Arbenz convocó su gabinete para explicar que el ejército estaba en la rebelión y el 27 de junio Arbenz anunció su renuncia.18 Luego de exponer sus razones, renunció y cedió el poder al coronel Carlos Enrique Díaz, jefe de las fuerzas armadas de la república, convencido de que iba a garantizar la democracia en Guatemala y que todas las conquistas sociales de la revolución iban a ser mantenidas. Tenía la esperanza de que al salir él de la presidencia, los Estados Unidos iban a tolerar un nuevo gobierno de tendencia izquierdista como el suyo.18 Pero Díaz renunció a la presidencia pocos días después, y el poder terminó en manos del coronel Castillo Armas. La caída del "Segundo gobierno de la Revolución" fue seguida por días de desconcierto político durante el cual se sucedieron en el mando juntas de gobierno.

https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Castillo_Armas

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