Elie Hobeika (Kleiat, 22 de septiembre de 1956- Beirut, 24 de enero de 2002) fue un militar y político del Líbano. Está considerado uno de los organizadores y ejecutores de la Masacre de Sabra y Chatila, y murió tras un atentado con coche bomba en el suburbio beirutí de Hazmieh.
La masacre de Sabra
y Shatila fue una de las más brutales de la historia de Medio Oriente. Sucedió
hace 25 años, cuando al atardecer de un 16 de septiembre de 1982, las milicias
falangistas libanesas (de origen cristiano maronita) en un plan acordado con el
ejército israelí, irrumpieron en los campamentos de refugiados palestinos de
Sabra y Shatila, al sur de Beirut, en el Líbano.
Comandados por Elias Hobeika, los falangistas
tenían la orden de “limpiar los campos”. Y así lo hicieron. Las milicias
libaneses dispararon contra todo lo que se movía. Torturaron, violaron y
ejecutaron a familias enteras.
Se calcula que fueron cerca de 3.500 los
asesinados, pero la realidad es que nunca se podrá determinar la cifra exacta
porque además de las casi 1.000 personas enterradas en fosas comunes, una gran
cantidad de cuerpos quedaron sepultados bajo edificios derribados con topadoras
israelíes. Cientos de personas fueron sacadas vivas de los campos en camiones,
para nunca regresar.
El verdadero director de esta carnicería fue el
entonces ministro de defensa israelí, Ariel Sharon, al mando del ejército
sionista. Israel había invadido y ocupado el Líbano el 6 de junio de 1982, tres
meses antes de la masacre de Sabra y Shatila, en lo que se conoció como
“Operación Paz para Galilea”. Y, como desde la creación del Estado de Israel en
1948, la paz para los sionistas significa la liquidación sangrienta del pueblo
palestino y su lucha.
En 1999, el ex guardaespaldas de
Hobeika, Robert Hatem (alias Cobra), publicó un libro acusando a su
antiguo jefe de haber organizado numerosos asesinatos y delitos.
Días antes de su muerte, Hobeika declaró públicamente su intención de
declarar contra Ariel Sharón sobre su responsabilidad en
la masacre de Sabra y Chatila en un tribunal belga que lo procesó por crímenes de lesa humanidad.1
Hobeika murió, junto a su hijo y tres guardaespaldas,3 por la explosión de un coche bomba a
pocos metros de su casa, el 24 de enero de 2002.4