jueves, 4 de julio de 2013

Genocidio en Birmania

En Birmania existe un pueblo desconocido por la mayoría del mundo.
Es el pueblo Rohingya.
Es un grupo étnico de religión musulmana, de piel más oscura y una de las minorías más perseguidas del mundo.


Aunque han vivido en Birmania por varias generaciones, el gobierno de ese país afirma que son nuevos inmigrantes y por lo tanto se les niega la ciudadanía.
Cerca de un millón de personas forman la minoría étnica, lingüística y religiosa de los rohingya, un pueblo musulmán discriminado y perseguido durante décadas.
Se piensa que la brutal represión en su contra ha creado una diáspora de por lo menos otro millón en varias partes del mundo.
En el país que ellos consideran su hogar, Birmania, se les prohíbe casarse o viajar sin permiso de las autoridades y no tienen derecho a poseer tierra ni propiedades.
En la más reciente muestra de discriminación, las autoridades regionales anunciaron recientemente que comenzarán a poner en práctica una norma que prohibe a los rohingya tener más de dos hijos.
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la crisis del pueblo rohingya es una de las más largas del mundo y también una de las más olvidadas.
Los rohingya forman cerca de 5% de los 60 millones de habitantes de Birmania. Pero el origen de este pueblo sigue siendo extensamente debatido.
Ellos afirman que son indígenas del estado de Rakhine, conocido previamente como Arakan, en el oeste del país, pero otros señalan que son migrantes musulmanes que se originaron en Bangladesh y emigraron a Birmania durante la ocupación británica.
Desde 1948, cuando se independizó el país, han sido víctimas de tortura, negligencia y represión.
Pero ahora, con los drásticos cambios políticos y sociales que vive Birmania, los ánimos de las varias comunidades que habitan el país están caldeados y ha vuelto a emerger una ola de violencia y discriminación contra los rohingya.
Aung San Suu Kyi
En el último año, después de haber sido gobernado por una junta militar por más de medio siglo, Birmania vive una transición hacia la democracia y mejoras sociales que muchos han elogiado.
Pero la situación no parece haber mejorado para los rohingyas.
En 2012, dos olas de violencia, en junio y octubre, orquestadas por grupos extremistas de la mayoría budista en Rakhine provocó unos 140 muertos, cientos de casas y edificaciones musulmanas destruidas y unos 100.000 desplazados.



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